martes, 31 de agosto de 2010

"ni se menea, ni da dulces besos"

Web de Madam Coco
Si hay una gente con la que me encuentre agusto, esos son los chinos. No conozco al paisano de la calle, sólo a los intelectuales, a los profesores de mi universidad y a los investigadores que de vez en cuando vienen por aquí; pero ésos son, además del colmo de la amabilidad, buenos conversadores, alegres y -lo que valoro más- gente sincera. Si un chino te suelta un halago no lo hará por compromiso; del mismo modo, si lo piensa, te llamará cabronazo con pintas en tu propia cara.

Como son individuos prácticos me sorprendió leer en el Washington Post un artículo sobre el auge de la cirugía restauradora de la virginidad y de ciertos cacharros que en el coito la simulan. Argumenta en internet un comentarista: "¿Quién gastaría la misma cantidad de dinero por un teléfono celular nuevo y por otro que ya han usado durante dos años?"

No tengo a ningún chino a mano para consultarle, pero siendo gente sensata, si conocieran la literatura de nuestro Renacimiento, seguro que, como el poeta, contestaban:


Yo, para mí, más quiero una matrona
que con mil arteficios se remoza,
y, por gozar de aquel que la retoza,
una hora de la noche no perdona.



Luego dirán que los clásicos no sirven para nada...


lunes, 30 de agosto de 2010

Pa leer (o no, tú verás)


Como eres un curiosón y querrás saber más, pincha aquí.


domingo, 29 de agosto de 2010

Mickey Mouse de incógnito

Me he enterado por la página del Twitter del Instituto Cervantes de Tokio que ZP la semana que entra viene para acá.

Recuerdo el día de la recepción de Aznar en la Embajada. Contradiciendo su fama de Sieso Mayor del Reyno, no paraba de hacer bromas, besar niños y viejas y de hablar con éste y aquél. Cuando estuvo preparada la paella y el famoso cocinero chino empezó a cortar lonchas de jamón de micra de ancho, hubo un momento en que Aznar y su mujer se quedaron casi con la única compañía de mis amigos y yo. Ella, con su abrigo echado sobre el hombro, aguantaba el tipo. Una colega, mientras Ana Botella casi daba cabezazos contra mi hombro izquierdo, le explicaba que la había tomado como modelo para una clase sobre la mujer española contemporánea que había impartido en su universidad. Aznar, para desesperación de los señores con sonotone que le torreaban y que miraban con el rabillo del ojo cómo se iba terminando la cuchipanda sin que el matrimonio presidencial se acercara hasta las mesas del banquete, cogió la cámara de una pareja amiga, y empezó a hacerles fotos. Hubo un momento -una décima de segundo- que estuve tentado a secuestrarlos y llevarlos a conocer el Tokio que nunca verían: un restaurante de ramen, una tienda de todo a cien, la cafetería de Shinjuku donde te hacen, tardando diez minutos de reloj, un café niquelado...

Ha corrido el rumor de que cierto alto mandatario, de cuyo país ni nombre no quiero acordarme, descontento con templos, palacios y bonsáis y deseoso de acercarse a la realidad del país con mayor profundidad, pidio conocer privadamente a elementos del género femenino nipón in camera, como aquel que dice. No sé, a lo mejor también ZP, asesorado por él hace lo mismo; pero me da que su estilo es un poco diferente: seguro que el gran secreto de su visita será, de riguroso incógnito, una vueltita por el Space Mountain de Tokyo Disneylandia...


sábado, 28 de agosto de 2010

El dinero no huele (pero la plasta, sí)


En las oposiciones de profesores titulares de español de las universidades japonesas suele ser norma habitual exigir que la lengua materna (bogo) de los candidatos sea o bien la de la tierra o bien la española. A una de estas plazas se presentó hace ya casi una década un muchacho barcelonés. Todos sus papeles de sus títulos que aportó, hasta el de su doctorado, estaban redactados en catalán. El tribunal de la oposición, según se ha rumoreado todo este tiempo, rechazó al candidato con el expediente de que, del mismo modo que una persona nunca tiene dos madres, tampoco existe humano que hable dos lenguas maternas, porque una sería dominante, y que todos los indicios apuntaban a que la del muchacho en cuestión no era la española sino la catalana.

Para mí, que tengo intención de vivir en esta tierra el resto de mi vida, a efectos prácticos el que Cataluña siga perteneciendo a la nación española o se convierta en una república de opereta no me afecta en absoluto; es más, entre la opción de seguir indefinidamente con el estado de encabronamiento que produce en el resto del país la actitud soberbia de los nacionalistas -somos ricos porque somos los mejores, en esencia- y el cortar por lo sano, prefiero la segunda opción. Estoy convencido de que a la larga España, sin la rémora que supone su cicatería insaciable -la frase más o menos es de Azaña- saldría adelante.

Mi razonamiento de arriba tiene un pero: en una Cataluña (o Euskadi) independiente, la gente a la que quiero, todos ellos personas de convicciones racionales, se verían entre la tesitura de fingir lo que no son -profesos del credo nacionalista- o quedarían relegados a la categoría de ciudadanos de segunda. Por eso estos días he estado pensando si no sería lo más correcto dar la matraca en la medida de mis posibilidades denunciando la falacia de la realidad diferencial, una falacia que a fuerza de repetirla durante treinta años en las escuelas, a fuerza de ser cacareada por semianalfabetos como el Sr. Montilla o el Presidente del Gobierno, ha acabado convirtiéndose en moneda común. Esta falacia asegura que solo las mal llamadas comunidades históricas gozan de un hecho diferencial, y por tanto tienen derecho a unos privilegios a los que el resto de las regiones deben renunciar.

Ahora, ¿es real el peligro de que Cataluña se independice durante los años de vida de los que ahora estamos en el mundo? Yo creo que no, y que por eso hasta es contraproducente el dar cancha a un tipo de pensamiento exclusivista que no lo merece: incluso en el momento de más euforia separatista los que apoyaban la secesión no rozaron ni a una tercera parte del censo del Principado. Los dirigentes de CiU, zorros viejos del chalaneo, han dejado hoy claro que sí, pero no y que ya veremos, porque ya se sabe y que in questo mondo, signorina, il quadro non è tondo...

Poco habría leído uno de Cataluña si no supiera de la naturaleza pragmática de su gente, un pragmatismo que estoy convencido que, a pesar de unos cuantos exaltados, que harían bien en digerir algo a los clásicos, mantendrá a esa región nuestra al margen de cualquier aventura milenarista.

En fin, que ésta es la última ocasión que trataré del tema y que a partir de ahora no pienso entrar ni una vez más al trapo: a los nacionalistas que les sirva de sparring de su frustración otro. Y que lean un poco a Gracián, leche; la vida es demasiado corta para perderla en chorradas adolescentes.


viernes, 27 de agosto de 2010

El cartelista japoneso


Decía algún clásico que contra fidem nihil est disputandum (y si no lo decía ninguno, lo hago yo, que para eso también lo soy). En cualquier caso, después de nuestra conversación de ayer sobre tenderos y rótulos en el ámbito de la comunidad autónoma catalana me dio por pensar si no existiría otra ley parecida en esta parte de la tierra. En fin, si hay gente nacionalista y emperrada con preservar su lengua, ésos son los japoneses -me dije- así que cámara en ristre, durante mi paseo nocturno, me dediqué a comprobarlo.

En principio, pensando que iba a encontrar pocos, determiné fotografiar todos los rótulos que aparecieran en lengua extranjera indiferentemente de la grafía, o sea, si había un texto en katakana, tiraba la foto. Nada más empezar tuve que mudar el plan: había tantos que todavía no habría podido terminar con el paseo. Al final sólo he sacado aquellos que aparecen en alfabeto latino sin acompañamiento japonés alguno. En ésta página veréis el resultado. Ya sabéis que vivo en un rincón perdido, así que recorrí todo el barrio: en Tokio con pasear una calle, me habría sobrado...


jueves, 26 de agosto de 2010

Catalunya 2310


Mohamed Alburaqi, presidente del PLMM (Partido por la Libertad Musulmana del Maresme) plantea un referéndum pro-independencia en su región, la más próspera del Estado Catalán: "Son más que patentes nuestros derechos históricos y nuestra identidad diferencial: étnica, lingüística y religiosa. El conflicto entre maresmís y catalanes ha llegado a un punto que no admite otra resolución posible."

El Presidente Mantillas, representante del sector unionista mayoritario en la sociedad catalana, ha manifestado que, como ya dejara claro el Tribunal Supremo de Cataluña, el actual marco jurídico, la Constitución de 2011, aprobada por mayoría también en el Maresme, impide cualquier aventura independentista: según este texto la soberanía nacional reside en la totalidad del Pueblo Catalán y no en una parte de él. Es ésta una realidad básica que los secesionistas maresmíes nunca deberían olvidar.



Esto sólo es una traducción; el texto catalán original del artículo aparece aquí.


miércoles, 25 de agosto de 2010

¡Mamá le chupaba a papá su pajarito!


Dice mi maestro Pascual que es una suerte para la humanidad el que los lingüistas no levantemos puentes. Cada tanto me da por pensar que habría que incluir en esa nómina, si no a otras profesiones enteras, sí a individuos que ejercen algunas de ellas.

En la ya famosa biblioteca de Atsugi fui hasta el mostrador de préstamos y pedí el periódico en español que se publica en Tokio. El resto de la prensa está a disposición libre de los lectores; éste no, me imagino que a causa del excesivo fervor letrérico de algún hispano-hablante.

Lo leí y con mi maximalismo típico de inmigrante pensé: "Qué fachas estos japoneses"; una sicóloga comentaba las consultas de cierta página de internet, en concreto las referidas a los problemas que provocaba el binomio vida sexual + casa mínima entre los matrimonios con hijos. El argumento de la especialista era en esencia el que se lee en la entradilla: los niños chicos todo lo cuentan y los mayores se traumatizan.

Hasta el padre más bobo sabe que los pequeñajos, en gran medida, son espejo de lo que ven: si tú vives algo como vergonzoso, los críos también y viceversa. Curioso que soy fui a la página original y allí me encontré con una respuesta mucho más inteligente que la de la letrada:

Un día el niño de los vecinos vino a casa y me dijo: "Mamá le chupa el pajarito a papá". Su amigo respondió: "Eso es porque se quieren. Oye, ¿vosotros también lo hacéis?" "Pues claro", respondí. Problema resuelto.

"También hay animales con birretes doctorales."
No se lo he oído decir nunca a mi maestro, pero seguro que lo piensa.

martes, 24 de agosto de 2010

Tirarse de los pelos por la patria


En este país no hay librería o biblioteca sin un rinconcito dedicado a los libros de cierta temática esotérica, el Nihonjinron, o sea, la esencia de lo japonés. Vivir lejos de donde naciste tiene un efecto realmente interesante: acabas viendo las cosas en la distancia y te preguntas, influido por lo que encuentras por el mundo, sobre los asuntos de tu patria.

Hace unos días encontré en un periódico catalán un artículo sobre el nacionalismo de esos lares: escribí algún comentario y tuve la suerte de que me respondieran y que me trataran de maravilla: ¡hasta me traducen lo que escribo al catalán, y lo hacen gratis! Lo cierto es que, entre el pergeñar esas frases y pensar un poco creo que he aprendido algo más de un asunto que veo tan espinoso. A ver si aquí continuamos el debate sin tirarnos de los pelos. No lo veo muy complicado: ya sabéis que en verano yo no tengo.


lunes, 23 de agosto de 2010

La matraca para el que la trabaja


En San Sebastián, durante una semana de agosto, todos los días hay fuegos artificiales: un concurso internacional, que le dicen. Desde que tenía cuatro años hasta los veintitantos los vi todos, y de propina leí muchos de los comentarios eruditos de los periódicos locales con los que se nos culturizaba sobre cuál era el color o la forma de más mérito en el mundo pirotécnico. En fin, que pienso que ya cumplí el cupo que me corresponde y hoy cuando oigo que en alguna parte esa noche levantarán cohetes echo a correr en dirección inversa y con velocidad directamente proporcional a la categoría del evento.

Los japoneses aman los fuegos artificiales. Para ellos el vestirse de yukata, tomarse una birrita y plantarse en la noche de verano para admirar el ruido y las explosiones es el colmo de la delicia.

Cientos de miles de personas, ruido insoportable, humo, otro año más repetición de lo mismo... Lo siento: me busquen en el rincón más insonorizado, tumbado a la bartola, disfrutando de un buen whisky y con los auriculares calzados escuchando heavy metal, una tortura más benévola que ese olor a humanidad sedienta de emoción barata.


domingo, 22 de agosto de 2010

El cielo en los días de diario


Treintañero empleado de multinacional nipona en España conoce a chica guapa. Se casan. Marchan a Japón. Ella, seis meses después, se levanta una mañana, sube en un avión y nunca más se supo.

He oído que, hace algunos años, esta historia era muy típica. Los españoles jovencillos que vienen por aquí me preguntan cómo puedo vivir en un país en el que a las ocho de la noche es difícil encontrar abierto por tu barrio algún garito. Muy sencillo: en encanta vivir con gente educada que ama la música y los libros.

A pesar de andar por un rincón perdido de esta tierra estoy rodeado de excelentes bibliotecas. Mi más querida es la de Atsugi. Las tardes de verano, cuando estoy libre, me voy para allá, cojo de la estantería un método del idioma que sea y veo atardecer desde mi asiento favorito. El cielo sin duda es algo así, pero a diario.


sábado, 21 de agosto de 2010

También el diablo está entre los pucheros


- Deja de moverte, hijo.
- ¡No quiero!
- Venga, una foto para mandar a los abuelitos.
- Que no, que ya estoy harto ¡no quiero más!

Y yo que estaba tan contento de haberme hecho converso tardío a la fotografía; pues con modelos como éste Mapplethorpe se habría metido a cocinero cartujo...


viernes, 20 de agosto de 2010

Bailando con bobos

Curso de árabe en la NHK
La actitud que ha tomado el Gobierno Rodríguez con respecto al reyezuelo marroquí supera la desvergüenza del reciente pasteleo con los Castro. Los dictadores desconocen el lenguaje de la razón, por eso es idiota dialogar con ellos. Su única lógica: "Soy más fuerte que tú: te destruyo. Eres más fuerte que yo, me voy con el rabo entre las piernas y, si puedo, para consolarme te toreo."

Los representantes de una democracia no pueden cometer el error de rebajarse al nivel que los de una tiranía; no pueden dialogar, sino sólo amonestar, y eso por una causa: el beneficio del pueblo al que ésta oprime. Las acciones de los hombres libres han de mantener un estándar de dignidad que sirva como acicate y apoyo para los que luchan desde dentro del régimen dictatorial. Por eso las declaraciones del bobo de Moratinos, la llamada del Rey al sátrapa, toda esta componenda vomitiva con Marruecos, son vergonzosas sin ningún paliativo.

¿Es el verdadero problema la soberanía de Ceuta, Melilla o las Islas Canarias? En absoluto; pero sí lo es el que sigan permaneciendo en el seno de la civilización o acaben en el de la barbarie alauí.


jueves, 19 de agosto de 2010

¡Por fin en la Era de Acuario!

Un torii por las montañas
Según una de las tradiciones más venerables de la sabiduría antigua, la gran astrología malgache-tamerlana, los veranos de los años que terminan en cero, como este en el que penamos, producen avances espirituales incontables. Yo, entre el calor y la depresión que me causa la proximidad de la ergástula -un curso de verano- dudaba de la cosa, mas la Providencia, salvadora, vino a sacarme de mi engaño: ¡El Principe, nuestro amado Príncipe, al igual que en los cuentos de Grimm o en el Prisionero de Zenda, nos hacía salvos!

Su Alteza, renegando de la sucia medicina convencional, como el Principe Carlos de Inglaterra ha visto finalmente la luz y ha comprendido la perfidia de nuestro sistema sanitario; qué digo sistema sanitario: de toda nuestra sucia ciencia occidental de Aristóteles a esta parte. Que los médicos, las farmacéuticas, todo el sistema demoníaco nos destruyen, ¿lo ignorabais? ¿Queréis pruebas? Mirad los galenos ¡hacen dinero con su sagrado juramento hipocrático! ¿Habrase visto tanta desvergüenza? Sucios mercenarios, sofistas de la salud, han convertido la Casa del Padre en un templo de ladrones. Mas no preocuparse: entre nuestro amado Principe y su Gran Hermano inglés limpiarán, látigo en ristre, el santuario sagrado de la verdadera sabiduría.

¡La era de Acuario por fin está aquí! ¿Queréis más signos, hijos? Pues nada: uno por aquí, otro por allí. Bueno, claro, siempre habrá sus anticristos, pero ésos, como bien merecen, van por los infiernos: sólo los escucha la raza corrupta, putrefacta y viciosa de los vascos; nuestros muchachos cuentan con la atención debida de la nación entera. Luego dirán que no hay justicia divina en el mundo...


miércoles, 18 de agosto de 2010

Vivir en el alambre


- Bonitas las montañas de Shinshu al amanecer. Lástima de cables...
- ¿Qué cables?
- Los cables del tendido eléctrico de delante de las montañas, ¿no los ves?

Hombre, pues si me lo dicen, los veo; pero llevo un tercio de mi vida en esta tierra: o te adaptas a lo feo, o te mueres de asco.

Decía una amiga americana que se podía acostumbrar a los terremotos, a la comida, al verano y a no entender ni patata del idioma, pero que que a la fealdad del país, jamás. En comparación con nuestras tierras europeas, el paisaje de las ciudades de Japón -salvo contadas excepciones- es feo, pero feo con ganas: no sé si existirán leyes y planificaciones urbanísticas, pero si las hay se disimulan muy bien. He visto construir rascacielos mostruosos en el campo, entre arrozales, en mitad de una zona residencial de coquetas casas de dos plantas; he visto talar arboledas centenarias para construir apatos canijos y cochambrosos... Y sobre todo he visto por todas partes los cables, los omnipresentes cables.

Según sabemos por los documentales y las fotografías de antes de la Guerra, este país era un rincón delicioso del mundo. En las últimas seis décadas sus habitantes lo han destrozado sin ningún escrúpulo ni casi remordimiento. ¿Podría haber sido de otra manera? Sí: en los años setenta tuvieron la ocasión: durante un período largo de bonanza económica los recursos con los que contaba este país eran fabulosos. En lugar de tomar la decisión por la que siempre han optado británicos o franceses, o sea, emplear capital en conservar el paisaje, decidieron ponerlo a trabajar en inversiones en el extranjero o, sencillamente -algunos gobiernos provinciales- en atesorar reservas de oro que guardaron bajo siete llaves en las autocomplacientes instituciones financieras de la época.

¿Tendrá solución este estado de cosas? A la larga, por supuesto; pero haría falta una voluntad firme de la ciudadanía, voluntad que tendría que pasar por la renovación del sistema político nacional. ¿Mucho pedir? Pues claro, pero no hay otra...


martes, 17 de agosto de 2010

El venerable respeto a los antepasados

Agosto y seis de la mañana en mi barrio
Como todos los años por estas fechas, ya estamos otra vez con la misma matraca: un insensato de primer ministro visita Yasukuni u otro de cuerda diferente pide perdón por las atrocidades cometidas por el pérfido Imperio hace ya tres generaciones.

A ver cómo se lo explico yo a esta gente: quienes hoy vivimos en una democracia tenemos la misma culpa de las barbaridades del pasado que los romanos contemporáneos de las que perpetró Julio César entre los pobres galos. Eso sí: responsabilidad nuestra es no permitir que éstas -todas- se olviden.

El Gobierno Japonés, en lugar de andar rasgándose las vestiduras -no sabemos hasta cuándo- más bien debería preocuparse de que en las escuelas del país ningún maestro de historia presente la matanza de Nanking como una invención de los chinos, o la ocupación de la Península Coreana o de Manchuria como una gran beneficio para los nacionales de aquellas tierras.

Por respeto a la santa tradición y al coñazo de los antepasados nunca lo veré, pero qué guay sería que algún día un alto funcionario saliera por la tele y dijera: "Este año, de disculpas nada: nosotros no somos herederos de los idiotas que hicieron la guerra." Así de sencillo. Pues no hay tutía.


lunes, 16 de agosto de 2010

¡Qué vicio más malo tienes con los libros, hijo!

Mi colección de haniwa (mangados del Museo Nacional)
Cuando llegué a Japón casi lo primero que hice fue buscar por las bibliotecas y librerías un buen manual de historia de la lengua japonesa en un idioma legible. No lo encontré.

Desde la publicación hará unos veinticinco años de The Japanese Language Through Time, de Samuel Martin, los estudios de lingüística histórica han sufrido una verdadera revolución, en gran parte gracias a él. No obstante hasta hoy mismo no existía libro alguno que nos introdujera de forma cabal en la disciplina: intentar comprender el mostruoso ladrillo de Martin podría llevar más tiempo que a él escribirlo -diez años- y los otros dos manuales básicos, Old Japanese, a Phonetic Reconstruction, la tesis doctoral de Marc Miyake, y Proto-Japanese, un volumen de artículos escritos por los más importantes especialistas, edición de Bjarke Frellesvig y John Whitman, son de difícil acceso para los no iniciados.

Hasta hoy mismo la opción más sensata que podía tomar cualquier no especialista preocupado por esta disciplina era leer con atención las notas de las clases del propio Frellesvig en la Universidad de Oxford, claras, bien escritas, aunque, como es lógico, esquemáticas: todo está en los libros y los apuntes, pero ir a las lecciones a veces no viene mal.

En fin, que esta mañana, cuando me ha llegado por el canal de Twitter de The Linguistic List la noticia de que Frellesvig acaba de publicar una historia general de la lengua japonesa he sentido una comprensible alegría y una envidia enorme por los jóvenes que pueden tener en sus manos una herramienta de valor incalculable con la que yo nunca conté.

Bueno, siempre estará ahí una página en español de Wikipedia escrita por algún gran genio anónimo hispanohablante. Si alguien le conoce, me le dé un gran premio de mi parte, ¿vale?


domingo, 15 de agosto de 2010

No me des catequesis, que llevo chanclas

Zori japoneses de mi mujer
(con fragmento de mi dedo gordo)

Los japoneses tienen una tendencia enternecedora a pensar que, salvo la pólvora, hay pocas cosas que ellos no hayan inventado. Si se habla de juegos, ahí está la kendama japonesa, que se descubrió en varias partes del mundo al mismo tiempo; el ayatori japonés, al que jugaban, según parece, nada menos que los griegos antiguos; el origami japonés, tan viejo como la invención del papel por los chinos y así hasta el infinito.

Salvo el culto nacional, el shinto, por lo que yo sé, no hay ninguna manifestación propia de esta civilización insular -el koto, la escritura, el zen, el té japonés, por decir al azar algunas- que no haya entrado de China, directamente o a través de la península coreana, o que no se haya construido sobre fuerte influencia exterior.

Hace años, cuando me decían que motainai ("desperdicio") era un concepto que sólo existía en el idioma patrio -no hay casi ningún rasgo en la original lengua japonesa que no aparezca en alguna otra del mundo- yo era tan bobo de refutar a mi atribulado interlocutor con ejemplos sacados de aquí y allí. Resultado: cabreo de uso interno por parte del oyente nipón.

Estos días paso ya de catequesis. Si uno necesita sentirse diferente, allá él: buscará los atajos mentales que hagan falta para llegar a su destino. Por otra parte hay veces que hasta tienen razón, como cuando hablan del más genial de todos los inventos patrióticos, el zori japonés. ¿A que no os había contado que fueron precisamente los astutos nipones quienes idearon la alpargata? Es que no te acostarás sin saber una cosa más...


sábado, 14 de agosto de 2010

Media peseta de patafísica

El bolso de una de mis cuñadas
En el modelo de Bohr la materia está compuesta por un núcleo atómico diminuto alrededor del que giran, a una distancia inmensa, los electrones. O sea, que esta materia está formada por una parte ínfima de masa y otra enorme de vacío. Conclusión: cuando compramos un cacharro, una vianda o lo que sea, ¡pagamos por más de un 99.99 % de vacío! Money for nothing!

Ahí está el verdadero escándalo, el orígen auténtico de la crisis que padece el pobre consumidor. Exijamos un precio justo: no paguemos lo que no nos sirve para nada.

Pero oye, chacho, ahora que lo pienso, nuestro dinero, ¿no está hecho también de vil materia vacía? Vaya chasco...


viernes, 13 de agosto de 2010

Para chuparse los dedos

En un rincón de un restaurante
Cada tres meses suelo escribir un artículo de cocina en la revista de la asociación "Universidad de Salamanca en Japón". Como no tengo ni puñetera idea del tema -para qué andarnos con paños calientes- siempre me como el coco acerca del asunto sobre el que trataré. Mira por dónde para el próximo número ya tengo la papeleta resuelta: voy a escribir una reseña sobre este libro. Se chuparán los dedos.


jueves, 12 de agosto de 2010

¡Aúpa el klingon!

Me envió Paco de la Vega un artículo hace tiempo que me pareció digno de comentar detenidamente. Siendo humano, uno tiene tendencia a repetirse, así que a lo mejor sería más prudente remitir al lector a uno mío antiguo.

Al hablar de lenguas tenemos que hacer un distingo: el idioma en su aspecto interno (sistema de signos) y el externo (realidad social). Del primer factor poco hay que decir: todas las lenguas son diferentes en sus detalles, pero idénticas en su cometido; cada una expresa el mundo del hablante con la misma precisión (o imprecisión). Por eso no podemos hablar de idiomas superiores o inferiores: teorías bobas como el que las lenguas celtas se ven abocadas a su desaparición a causa de una teórica complejidad gramatical son verdaderos sinsentidos.

Las lenguas regionales no excluyen a nadie: quienes excluyen son sus hablantes. El corso, el catalán o el calabrés podrían haberse convertido en la lengua del imperio americano sin ningún problema; los padres fundadores propusieron el griego antiguo como idioma de la nación. ¿Una locura? Igual que resucitar el hebreo que de tan buena salud goza. He conocido a algunos israelíes y ninguno me ha parecido tanatófilo. Yo mismo cada día escribo -mal- algunas líneas en latín y me lo paso pipa: a veces es la hora del día en la que más vivo me siento.

Hablar de salud en sentido estricto para un idioma es una imprecisión: los idiomas no tienen salud -ni biotopos- porque no son realidades biológicas, sino sociales. Cuando utilizamos esta metáfora a veces nos olvidamos de ello: de que es sólo una metáfora. Los jóvenes no enferman el idioma con sus usos, sencillamente expresan su deseo de diferencia, igual que lo hacen con el resto de sus signos sociales: el vestido, la música o sus normas de conducta.

¿El esperanto? Como todos los idiomas artificiales, un juguete precioso y, hoy en día, un entretenimiento exquisito para una minoría en la que el día menos pensado ingresaré. ¿Lengua cosmopolita e universal? Quien tal sostenga poco sabe de lingüística. El esperanto no es más que un nuevo dialecto indoeuropeo en todos sus aspectos. Si un hablante aborigen de lenguas australianas, africanas o de Sudamérica diseñara un idioma artificial con intención de que se usara globalmente a nosotros nos sonaría mostruoso y nos negaríamos a aprenderlo por antinatural. Personalmente para ese cometido prefiero el inglés, lengua no sólo del negocio, sino también de la ciencia y del cachondeo universal. Si me ponen entre la espada y la pared, entonces el klingon o el serafiniano me parecen alternativas mucho más interesantes.


martes, 10 de agosto de 2010

Penitentiagite!

Haga como yo: ponga cuatro japonesas en su vida.

¡Qué tirao estoy! Me he pasado dos días brincando por Shinshu y ahora que acabo de llegar a casa me parecen un mes. En penitencia por la mala vida que le doy a su hija, un simpático abuelito me ha hecho subir -y bajar- a una montaña de dos mil metros acompañado de cinco infantes tiránicos y cuatro montañeras infatigables mientras él me impartía un curso intensivo y avanzado de flora alpina japonesa. Sus otros dos yernos -varones sensatos- han excusado el purgatorio con las palabras mágicas -habemus trabajum- pero a mí, que los conozco, no me la dan con queso.

En fin, hoy esto no se acaba aquí. O descanso ya o no llego a pájaros nuevos. Vacaciones, vacaciones...


jueves, 5 de agosto de 2010

Encajar palos con prestancia


Si hay algo con lo que flipa mi legítima es con darme sustos a la hora del desayuno. Oye, oye. No puedes salir pitando ahora, ¿verdad? Y pitando salgo. Con calor tropical ya a las nueve de la mañana, me subo al niño a la bici y nos vamos para el instituto de nuestro pueblo donde los chicos del club de kendo -que son campeones de toda la región del Gran Tokio, o sea, expertos como nadie- le van a enseñar los rudimentos del deporte.

Lo mismo que los toros, el baile charro de mi tierra, las fiestas cutres de tirar cabras o tomates y tal; el zen, la ceremonia del té, el sumo y las demás chorradas tradicionales las tengo por engañabobos de turistas; pero hago una excepción: las artes marciales; el aikido, el karate o el judo, a las que si se les quitara toda la ceremonia tonta, el respeto al senpai, y baboserías de ese tipo, se convertirían en deportes de lo más recomendables para la salud del cuerpo y de la mente.

En fin, que me tiré toda la mañana viendo cómo mi peque se lo pasaba en grande dándoles de palos con toda su alegría a los chicos del instituto. Papa, me quiero apuntar al kendo, me dice con cara de velocidad cuando termina. Pero hijo, si ya haces fútbol, kung-fu... En fin, pues que haga kendo. Un deporte cuyo secreto consiste en recibir palos con elegancia, ¿qué mejor aprendizaje cuando se tienen los huesos -y el espíritu- aún tan tiernos?

martes, 3 de agosto de 2010

Si quieres trabajar en la caña de azúcar

Confieso que nunca he entendido por qué un Gobierno democrático, en el que hay un buen número de luchadores contra el franquismo que vivieron en carne propia lo que significa una dictadura totalitaria, lleva a cabo con Cuba una política que, en términos prácticos -son los que importan- solo sirve para prolongar la existencia de una dictadura atroz, que lleva más de medio siglo, y que ha hundido a los cubanos en la miseria, el miedo, la inseguridad y el más cruel despotismo. Y, peor todavía, que constituye una recusación y hostilidad flagrantes contra una oposición que, jugándose la vida y exponiéndose a abusos y represalias vesánicas, lucha para que Cuba alcance lo que tiene España desde la muerte de Franco.

Me lo he preguntado muchas veces y cada vez me parece más difícil encontrar una respuesta que no implique una patética falta de visión, la pequeñez o la ceguera. ¿El acercamiento a la dictadura cubana del Gobierno socialista español es, simplemente, una manera de mostrar un cambio radical de política con la del Gobierno de José María Aznar, quien persuadió a Europa de adoptar la Posición Común? Si fuera así, la política exterior de España no sería más que un juguete sin brújula al servicio de menudas querellas partidistas, sin continuidad, horizonte geopolítico ni moral.


Fragmento del artículo de Mario Vargas Llosa "Héroes de nuestro tiempo."


lunes, 2 de agosto de 2010

Resabio maquinero

En una película canadiense de los ochenta, de cuyo nombre siento mucho no acordarme, a la protagonista, granjera de armas tomar, le llega la hora de la fecundación de sus vacas. La inseminación artificial es la mejor alternativa, le dicen. Mis bichos se preñan como yo, responde. Así que hace que le suelten al semental en la granja y se pone a mirar. Las hembras rodean al caballero, le atosigan, le imploran, pero no hay manera: con el vicio de la máquina ha olvidado toda la mecánica del negocio.

Este argumento de película me ha venido a la cabeza cuando he leído un comentario taurino en el que se culpaba no a los pérfidos catalufos de la decadencia de la Fiesta, sino a los propios de casa. Según se cuenta ahí los afeitados, el drogar los animales y la selección de castas mediocres y comodonas es lo que de verdad está acabando con el espectáculo.

El experto propone una catársis, una vuelta a los orígenes del toro morlaquero, puro y esencial como remedio de todos los males tauromáquicos. ¿Será eso posible? No tengo ni idea, así que la opinión profunda se la dejo para otro. Ahora, que lo sabe hasta el más tonto: si de verdad los toreros le han cogido el puntito a la máquina, apaga y vámonos...


Entradas populares

Vistas de página en total