Según he podido leer, a los dos o tres carabineros portugueses que las habitan -de muy mala gana, me imagino- les fastidia mucho el que pasen por ahí aviones perdidos de la fuerza aérea española, y hasta algún helicóptero, que una vez quiso aterrizar. Qué cosas, a mí, puesto en esa tesitura, tener visitas me haría una ilusión...
Estos conflictos territoriales ridículos me ponen al borde de la histeria. Si por mí fuera, a condición de que los habitaran a base de bien y no los convirtieran en paraísos fiscales, intercambiaría seis o siete peñones e islitas con otras tantas potencias del ancho mundo: que les pregunten a los españolitos de la Línea o a los marroquíes fronterizos qué piensan de la situación actual. Seguro que andan encantados. Y si han tenido la suerte de echarse una novia del otro lado, qué te voy a contar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario