Mostrando entradas con la etiqueta idioma chino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta idioma chino. Mostrar todas las entradas

domingo, 4 de mayo de 2008

Tonton en el Tíbet

El viernes pasado, en la recepción habitual de principio de curso, mi colega Yuko, flamante catedrática de lengua china y entrañable compañera, me hablaba de su estupor por la bajada en los números de alumnos que eligen esa asignatura: las protestas de los independentistas tibetanos en medio de la semana de matrícula universitaria han hecho que la latente sinofobia de parte de la sociedad japonesa haya cristalizalizado en un desencanto rampante de nuestros muchachos de primer año hacia un idioma por el que yo nunca podré evitar un entusiasmo fanático e inmisericorde.

No me molestaré en templar ninguna gaita: esa campaña internacional ha excitado todos los sensibles resortes de mi anti-nacionalismo feroz. Que el Tíbet sea parte de China o de Andorra la Bella me trae absolutamente sin cuidado; no así el que los ciudadanos de ese rincón del globo gocen de los beneficios de la libertad, a saber: derecho a la vida, a la salud y a la cultura. Si hoy en día los habitantes de la altiplanie en cuestión carecen de esos derechos básicos no lo es tanto porque su pasaporte sea éste o aquél -el Paraíso de los Lamas, por otro lado, no fue nunca un ejemplo de libertades públicas-, sino por la simple y llana razón de que en China no existe una democracia que merezca tal nombre. Ése debería ser el legítimo objetivo de la protesta: exigir inmediatamente elecciones plurales y transparentes en el Gran país del Centro, buscar caminos para reforzar a todos los heroicos opositores que en cualquier punto de su interior luchan contra la férrea tiranía comunista.

El desgarro de una parte sustancial de esa nación, multiétnica desde casi sus orígenes, traería consecuencias gravísimas en la estabilidad del planeta, también de aquellos territorios cuyos dirigentes ahora jalean la tan insensata causa tibetana. Se lo tendrían merecido, claro; pero ya se sabe: no es siempre el que agita tontamente el árbol de castañas quien recibe en su cabeza el castañazo inaugural, o ni siquiera el más contundente...




Entradas populares

Vistas de página en total