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lunes, 31 de mayo de 2010

La estación de las lluvias

El viernes, cuando volví de Atsugi, desde el tren me puse a mirar los arrozales: llenos de agua son como espejos enormes que reflejan un cielo gris del que no para de caer el agua. La estación de las lluvias (¡qué compuesto más hermoso!) todavía no ha llegado, pero la lluvia misma parece no ir al tanto del parte meteorológico.

Dentro de unas semanas florecerán las hortensias -ya están preciosas en sus taludes- y los primeros brotes del arroz asomarán sobre el agua. Algún día, bajo un cielo espléndido de julio, desde el tren de nuevo, mi hijo y yo veremos la pradera de un verde pasmoso extenderse por toda la llanura hasta tocar las laderas de Tanzawa. Esos días el pecho se dilata y sientes, aunque sea por un instante, que el mundo está bien hecho.

viernes, 23 de mayo de 2008

Macho man

Durante el jaleo matutino de primeras horas el último vagón de los trenes de Tokio es "exclusivo para mujeres". Hace años el sekuhara (sexual harassment) era el fenómeno criminal más impune de Japón, pero hoy la situación ha cambiado tanto que hasta varios hombres, en libros recientes, relatan sus condenas por acusaciones que ellos aseguran falsas. Me da la impresión de que en la mayor parte de esos posibles errores judiciales las denunciantes actuarán convencidas de haber sido maliciosamente molestadas: y es que, aunque el abuso existe y parece que no poco, en un tren traqueteoso y abarrotado, donde cualquier parte de tu cuerpo se ve estrujada contra cualquier otra de una docena de vecinos, el malentendido puede saltar en cualquier momento.

¿Solución? Difícil. Pero un caballero español me relataba la suya: percatándose de las evoluciones de un pervertido, imitó sus pases mágicos en el propio cuerpo del guarro. Éste, estupefacto, se detuvo congelado, y con cara de pánico, le miró. Nuestro españolito, dueño de sí, guiñándole un ojo, le regaló entonces su más pícara sonrisa...



domingo, 27 de enero de 2008

Labores de Eternidad


Ancient Egypt was doubly fortunate and doubtless owed to this its fabled wealth, in that it posessed two activities, namely pyramid-building and the search or the precious metals, the fruits of which, since they could not serve the needs of man by being consumed, did not stale with abundance. The Middle Ages built cathedrals and sang dirges. Two pyramids, two masses for the dead are twice as good as one; but not so two railways from London to York.

John Maynard Keynes
The General Theory of Employment Interest and Money


Cuánto me gustaría ahora continuar aquí con el análisis del economista de guardia que, pongamos dentro de tres mil años, comente los dos grandes negocios de nuestra era: el del siglo XX -la carrera de las armas atómicas- y el incipiente del XXI, la llamada "lucha contra el calentamiento global."





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