Ya sabéis de mis dos grandes y ocultas vocaciones: convertirme en Papa (el de Roma) 0 (y) mezzosoprano de fama universal. No obstante, si bien todavía conservo la esperanza de encontrar algún día colmada la primera, con respecto a la segunda (aunque sólo sea por cosa de la edad) ya, poco a poco, voy resignándome a no verla atravesar nunca ese río misterioso que separa el mundo de nuestra gris realidad y el otro de los sueños.Sí, sí: ya sé que (aunque sólo fuera por no acabar como Alfonso Guerra y su fatídico Gustav Mahler) había prometido no volver a dar la tabarra con Mozart, la ópera y Cecilia Bartoli: Lo poco divierte y lo mucho enfada, dice siempre mi madre con frase sabia como pocas. Pero no se puede evitar, es muß sein: al que se opone a su destino, éste le arrastra.Ayer por la mañana hacía un frío que pelaba: iba yo por la avenida de Takadanobaba luchando contra la rasca infernal y por cosa de animarme escuchaba en mi IPod el Don Giovanni ese de Barenboim del que ya he hablado muchas veces. Debía de formar una imagen realmente fantasmagórica: un gaijin de malos pelos (los llevo muy largos últimamente) que trotaba cantando Madamina, il catalogo e questo contra la corriente del personal que iba hacia la estación...Llegué por fin a mi refugio cafetero invernal y ahí, si no fueron veinte veces, ninguna, escuché el mismo fragmento. Me obsesioné tanto con él que, cuando volví a casa me puse a buscarlo en el Youtube: ¡Y mira por dónde me aparece, otra vez, la versión de Zürich del 2001, con la Bartoli de Donna Elvira! El extraordinario László Polgár está soberbio, claro, pero para mí (¡Perdón!) lo irresistible es, mejor que el recitativo previo, la muda interpretación posterior de mi dolce Cecilia. ¿Qué haríamos cuatro o cinco chalados en un mundo sin ella?
15.09.2025 – Langsam Gesprochene Nachrichten
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15.09.2025 – Langsam Gesprochene Nachrichten –
[image: Bei den Kommunalwahlen in NRW waren die CDU und die AfD
erfolgreich.]
Trainiere dein Hörverstehen ...