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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Basteniérica


Bastenier dixit:

una grosera e indecente interferencia [de USA] -que a nadie debe sorprender- en los asuntos de otro país, como han sido en España las presiones sobre jueces, empresarios y políticos


Miguel Ángel, chacho: lo grosero e indecente no es que el Departamento de Estado intente interferir en los asuntos de otro país (claro que a nadie debe sorprender: ¡para eso está!); lo que es grosero e indecente de verdad es ¡que los jueces, empresarios y políticos de ese país accedan a las interferencias! ¿No han interferido en El País? Qué raro... ¿Por qué será?


viernes, 19 de noviembre de 2010

El vigía de Occidente


¡Qué gracia que El País y sus corifeos se hayan convertido en los defensores de la moral y de las buenas costumbres!


martes, 6 de julio de 2010

You get what you pay

Los americanos, cuando algo es gratis (nada es gratis de verdad) suelen decir: "Vale exactamente lo que cuesta." Ante noticias como la que nos publica hoy El País, La edición digital de 'The Times' ya es de pago, me he puesto a pensar en esa frase.

¿Vale realmente la prensa digital lo que cuesta? Pienso que, gracias a la inflación informativa de nuestra época, sí, o sea: no vale un duro. Repite un amigo mío que hoy las noticias realmente importantes te llegan gratis, quieras o no, y que el resto no son más que cantos de sirena.

Es patética esa machaconería del periódico madrileño queriéndonos preparar para un futuro de pago -que nunca llegará- con el que ellos solucionarían sus tristezas. ¿No hay información en internet que merezca la pena? Mucha. Pero ésa, por fortuna, también es gratis. Bueno, no tanto: nos pide nuestra energía, nuestro tiempo y sudor. Pero, ya se sabe: No te fíes de lo que no cuesta esfuerzo. Ésa es la única regla básica en la vida.


viernes, 9 de mayo de 2008

No disparen al pianista: curas quedan mogollón


Me levanto a las seis de la mañana y, como todos los días, doy un paseo por el río. Cual conviene a su naturaleza lacedemónica, ya están los muchachos de la sección de judo en un primer entrenamiento. Vuelvo a casa con propósito de relatar la terrorífica aventura de cuando los cien kilos de divina humanidad de nuestra campeona olímpica estuvieron a punto de venírseme encima y entonces cometo la insensatez de mirar El País.

Según nuestra rozagante vice-presidenta, una de las prioridades de la legislatura neonata -si en su boletín oficioso aparece de pole position, la fundamental, imagino- será "El avance en la laicidad del Estado". ¿Cuándo estos muchachos acabarán por asimilar de una santa vez que la Transición terminó hace muchos años? A ellos, ahora, lo que les corresponde es gobernar, gestionar sin aspavientos épicos un país normalito, vulgar y corriente, de ésos en los que lo básico es preocuparse del sistema de pensiones, de la enseñanza, la sanidad pública, la red viaria, en fin, todas estas minucias fundamentales que, parece, no están entre las prioridades del nuevo gabinete.

Es obvio: durante los cuatro años, con mesura y discreción, habrá que presentar leyes que continúen el espinoso e histórico serial que protagonizan la Iglesia y el Estado. Querer convertir esta labor callada en estandarte de guerra de una larga legislatura nos habla -siendo benévolos- de cortina de humo para una peligrosa falta de ideas y -no siéndolo- de la más frívola irresponsabilidad que de un político (perdón: política o político) pudiérase esperar.






martes, 5 de febrero de 2008

Poderoso caballero


La presidenta regional y del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, y el número dos de la candidatura popular al Congreso, Manuel Pizarro, intercambiaban ayer impresiones en la sede del partido. Para Aguirre, es “fantástico” que el ex presidente de Endesa, “que ha defendido a aquellos cuyos derechos podrían haber sido atropellados, haya decidido “dar el salto a la política”.

El País, 5/2/08
La foto es de aquí



The interest of dealers [...] in any particular branch of trade or manufactures, is always in some respects different from, and even opposite to, that of the public. [...] The proposal of any new law or regulation of commerce which comes from this order, ought always to be listened to with great precaution, and ought never to be adopted till after having been long and carefully examined, not only with the most scrupulous, but with the most suspicious attention. It comes from an order of men, whose interest is never exactly the same with that of the public, who have generally an interest to deceive and even to oppress the public, and who accordingly, have, upon many occasions, both deceived and opressed it.

Adam Smith, The Wealth of Nations, Volumen I




el santi también estuvo aquí

jueves, 15 de noviembre de 2007

Aquellos "maravillosos" años

Aprovechando el que El País haya hecho públicos sus archivos he podido rescatar la reliquia que aquí va. Como se hace con las películas del cine mudo la he restaurado a su antiguo esplendor: tenía algunos errores y, tontamente, el currito del periódico alteró el final. Es curioso que de aquellos años hasta ahora cinco (de los abonados me imagino) hayan votado y me hayan dejado tan bien (me falta media estrellita para el pleno). "Oh, tiempo, implacable escultor..."





LA GLORIA DE OLIMPIA
 12/08/1992

"Si uno por su viveza en los pies, o en la quíntuple prueba, / obtiene el triunfo donde el recinto de Zeus, / junto a las aguas del Pisa, en Olimpia, o vence en la lucha, / o gana en el arte del púgil lastimador, / o en la espantosa porfía que llaman pancracio, es probable / que ya sus vecinos al verlo lo estimen mejor / y que obtenga en los juegos un puesto de honor, destacado, / y que por cuenta del pueblo alimento le den / en la ciudad y un presente que sea un recuerdo; y que saque / todo eso mismo si vence en los carros también, / sin ser como yo acreedor a esos premios: mejor que la fuerza / de hombres o potros es, de verdad, mi saber. / Pero en esta materia se piensa muy mal, y no es justo / que se prefiera la fuerza a un útil saber. / No porque haya entre el pueblo uno que sea un buen púgil / o bueno en la quíntuple prueba o que sepa luchar / o tenga viveza en los pies el más estimado de todos / los ejercicios donde del hombre el vigor / se prueba en los juegos, no está por eso mejor gobernada / la ciudad, ni tendrá una alegría mayor / porque triunfe un atleta en certamen a la orilla del Pisa; / que eso no llena de la ciudad el almacén".

El poema, por supuesto, no lo he escrito yo, sino un señor de hace más de 2.500 años, griego, que se llamaba Jenófanes. La traducción es de Juan Ferrater.

domingo, 28 de octubre de 2007

Deliciosa paella mista a la sombra del Vesubio



El siguiente artículo es una "carta al director" en respuesta a "A la caza de la "paella mista" y el "rebuelto"", uno del periódico madrileño El País. Imagino que, siguiendo una tradición añeja del citado rotativo de publicar lo mínimo posible que contradiga las opiniones de sus propios redactores, no la incluirán. Yo lo hago aquí para evidente regocijo de mi afición incondicional, esa gran afición que, obviamente, no merezco.



El que en Pompeya no existiera una "Unión de Correctores del Idioma del Imperio" es algo de lo que se congratulan mis colegas, los estudiosos de la lengua latina. Entre los tesoros que debemos a los arqueólogos que desenterraron aquella ciudad romana el menos conocido para el público general son las pintadas que hermosamente adornaban sus paredes y cuyos vigorosos errores ortográficos -¡sorpresa!- los convierten en testimonio de valor incalculable a la hora de reconstruir la pronunciación del idioma latino en aquel siglo I de nuestra era.

A los cocineros que ahora se sentirán seguramente abochornados por haber visto sus "rebueltos" y "paellas mistas" en papeles de tanta alcurnia, si no les sirve de consuelo suficiente el que sus "errores" de escritura les pongan precisamente en conexión con aquellos clásicos habitantes de la Roma antigua, quizá sí lo haga el saber, por ejemplo, que regla de oro de nuestros hombres más eruditos del Renacimiento era la naturalidad, el que "se debe escribir como se habla" (precisamente lo que hacen ustedes, señores cocineros); que las normas de ortografía castellana constituyen un sistema muy incoherente desde el punto de vista etimológico; que nada menos que un ilustre premio Nobel de literatura propuso no hace demasiado tiempo finiquitarlo y que, de remate, si en escritura original leen a nuestros mejores literatos del Siglo de Oro encontrarán sus obras plagadas de esos "errores" ortográficos que los censores modernos les afean a ustedes: en fin, que los mejores son reconocidos precisamente por su genialidad -al igual que les sucede a nuestros artistas de los fogones- y no por su pericia en el manejo de las uves o las haches.

Con todo, si lo de arriba no acaba por curarles el escozorcillo en el amor propio que de forma tan insensible les acaban de herir, les revelaré un secreto personal: el que esto escribe obtuvo en sus años mozos dos licenciaturas en filología, conoce con bastante detalle el idioma latino -origen del nuestro- consiguió matrícula de honor en la asignatura de historia de la lengua española impartida por uno de los más reconocidos expertos vivos en esta disciplina y, para remate, se ha pasado más de veinte años a vueltas con el idioma de Cervantes y su evolución. Pues bien, a este señor tan listo también de vez en cuando se le escapan elles a destiempo, se le descontrolan ges y jotas o hasta hay días en que le salta de rondón, cuando menos se lo espera, una be un pelín impertinente. Si esto le sucede se ríe de sí mismo y va a otra cosa. No obstante, cuando a toro pasado cae en la cuenta de que ha escrito alguna estupidez, descortesía o fanfarronada, eso sí que, de verdad, le quita el sueño.

Lástima es que no exista una organización paralela a esa de correctores que vele, no por la forma ortográfica, sino por el contenido, que nos ponga en guardia contra los políticos que bromeen al tratar de problemas de gravedad, como, por ejemplo, el cambio climático. Ellos, puesto que no se descuidan omitiendo hache, jota o uve, cuando plasman negro sobre blanco sus idioteces -pido disculpas, pero no sé calificarlas de otra manera- a la vigente "Unión de Correctores" no le queda más remedio que inhibirse.

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