domingo, 30 de noviembre de 2008

Gran político perdió el mundo


En el programa de TVE, En noches como ésta, acaban de pasar una entrevista con Diego, "el Cigala". De ella la conversación que sigue. La última frase es una de las más inteligentes que he escuchado en tiempo.

- Antes que nada, vamos a resolver una duda, ¿por qué "Diego, el Cigala" si no te llamas Diego y además, para marisco, ya estaba Camarón?
- Pues resulta que en la pila del bautismo mi tío Ramón y mi padre, que en paz descanse, tuvieron esa trifulca: que el niño, Ramón; que el niño, Diego. Y dijo mi padre: "Bueno, como quieras: ponle Ramón, que de todas maneras mi niño se va a llamar Diego".

sábado, 8 de noviembre de 2008

¿La manguera, dónde está?


Viendo las imágenes de la magna, esplendente, portentosa, monumental, tonante y arrebatadora obra que el Miquel Barceló acaba de rematarnos para la sede de la UNESCO me han venido a las meninges los recuerdos de una historia que sucedió a los pocos días de estar yo por aquí. 

*      *      *

Finalmente había encontrado el cartel sarnoso recomido por la hiedra que señalaba nuestra legación diplomática. Culebreando entre los barreños de limpieza que recogían el agua de la lluvia que por las goteras amenizaba con sus ritmos el ambiente, entré en la coquetona villita casi centenaria. Un paisano se quejaba amigablemente del sablazo que le había supuesto la renovación del pasaporte; tres veces el precio que en España, aseguraba. Me invitaron a sentarme en una sala contigua y en ese momento entró un jovencillo meritorio del Ministerio de Exteriores al que había conocido dos semanas antes. "Mira, mira, Rogelio -digamos-, aquí te voy a presentar a un profesor, " refería a su acompañante, un señor cincuentón, de cintura generosa, vestido de oscuro y cargado más o menos del empaque que los profanos suponemos en los diplomáticos de vieja escuela.
- Ah, ¿profesor? Para los profesores lo que haga falta. Vosotros sois la voz de nuestro país por esta tierra. Por cierto, ¿has comido?
- No, pensaba hacerlo después, cuando terminen con lo de mi pasaporte. 
Miró hacia el mostrador y  la gestión que por la actitud primera del funcionario supuse que se alargaría hasta la hora de la cena quedó en cosa de un minuto. Veinte después ya estábamos delante del mantel, en un restaurante de la zona.
- ¿Te va el pescado?
- Me encanta.
- Pues entonces dos de esto.
Ya en aquel momento yo andaba alucinando: el diplomático, en el taxi, después de haberme preguntado muy directamente mi currículum, había procedido a una recitación rapsódica impromptu de la primera olímpica de Píndaro. Nuestra conversación posterior brujuleó -¡en diez minutos!- desde la poesía medieval islandesa, hasta la inscripción de Botorrita; había pasado por Rilke, minucias de etimología escandinava y una forma verbal que -según él- no aparecía más que en un verso de la Eneida. Y el tío sabía de lo que hablaba.
- Oye, qué rico este pescado, satisfecho afirmó mi interlocutorÍbamos ya por el postre.
- De verdad que sí. Es lo que tiene el Japón.
- ¿A ti que te parece si comemos otra vez?
- ¿Cuándo? Bueno, la semana que viene yo creo que estoy libre...
- No, no: ahora.
Antes de que pudiera reaccionar ya tenía delante de mí el mismo plato -ración extrasize- de hacía treinta minutos.
Me salía el salmón por una oreja. Otro helado; café, copa, puro (él).
- ¿Sabes lo que te digo? Esto del comer es cosa de empezar. -Tono confidencial-. Verás, lo cierto es que estoy casado con una señora teutónica de mucho genio. Hoy me ha preparado un ragú que... En fin, si no paso por mi casa voy a tener un conflicto verdaderamente diplomático. Tú espérame por aquí; luego volvemos a la Embajada que quiero que me eches una mano en cierta cosilla.
Dos cafés más tarde mi nuevo conocimiento regresó  sin presentar, sorpresivamente, síntomas de congestión intestinal. Nuevo taxi; Ovidio, Eminescu y Donelaitis. Al llegar a la Embajada una treintañera rubia de muy buen ver nos esperaba: según me había informado se trataba de una profesora española de instituto que, tras un viaje de turismo por el país, había decidido cambiar una vida grisácea en el nuestro por otra más especiada en éste, andaba buscado trabajillo por las universidades de Tokio y quería asegurarse el apoyo de algún miembro del alto funcionariado hispano aparcado en ultramar.
Las cuatro de la tarde. Bar moderno de Roppongi. Tres gaijines. Espumosa bavieriana. 
- Veréis yo es que era del Partido Comunista pero bien que se la metí al Caudillo embajador ya que tenía que ser sí señor mi rango es equivalente a comandante a capitán de navío con mando en plaza es que ahora soy del PP ¿sabéis? por eso me tienen tanta inquina sin problemas en las próximas generales les vamos a dar bien pal pelo estoy muy informado hace dos semanas me lo decía Isabel Tocino (Isabel Jamón que yo la llamo): "En la próxima arrasamos Rogelio te lo digo yo". -Puesto ahora en pie, varios decálitros de birrita circulantes por el body- ¡¡Felipe, morritos, gatazo, te vamos a correr a palos!! 
Ocho de la noche. La gente que pasa a nuestro alrededor nos felicita: están convencidos de que las decenas de botellas vacías apiladas sobre la mesa, por el suelo, en los rincones; el discurso inacabable del orate; las caras céreas de los otros dos que le acompañan no pueden ser sino la mejor instalación de arte pop que han visto a lo largo de su vida. El diplomático -vigésima segunda vez- se escapa hacia el retrete.
- No me abandones a este chalao, por lo que más quieras (voz de María Barranco, suplicante, en película vieja de Almodóvar).
- Pues cuando fuiste tú para el servicio hace un minuto me pidió que no le dejáramos colgao de sopetón. Que si yo quería que me marchara, pero que te quedaras con él.
- ¡No! ¡Por caridad!
Vuelve restaurado. Me levanto para irme. Ella hace lo mismo. Arde Troya. Pies para qué os quiero. Nos persigue: amaga un placage hacia la hispana. En jugada magistral, de un empellón, logro que marre el lance. Tirado perneará patas arriba a la puerta del garito. Gratitud eterna de la rubia a mi persona.

*        *         *

Aunque nunca volví a ver al erudito diplomático, sí oí rumores bien jugosos de variadas correrías: en setiembre del setenta y cinco, cuando las protestas por los últimos fusilamientos del régimen, se cuenta que en cierta ciudad de Centroeuropa, comandando las turbas indignadas y al grito de "españoles, hideputas", logró pulverizar las ventanas de su propio consulado. A principios del noventa y dos había sido expulsado de un destino en la legación de Estocolmo por supuestos contactos con espías cubanos (o de la Europa del este; nunca quedó del todo claro): nada hermana tanto en zona glacial como veintimuchos mojitos (o  Moscow Mules) en su punto y por su sitio. 
Lo último que me llegó de él es que, tras terminar un segundo doctorado con una tesis de un nivel de erudición atontizante, el Gobierno le había hecho la gracia de enviarle como miembro permanente de la peña que encasquetan a la Unesco. No sé si seguirá por allí. Si es así, me alegro por Barceló; no me extrañaría que le hubiera quitado gran parte del trabajo: se lo habrá pasado pipa echándole mano a la manguera. Bueno, a la manguera y a lo que hubiera menester. ¡Claro! Seguramente sea por eso por lo que el ministro Moratinos eludió hablar del presupuesto; la pintura es lo de menos: el verdadero escándalo estará en el gasto con las birras.


jueves, 6 de noviembre de 2008

Ca la caça del mur, caça es de altanería


En honor de los que como Él no tuvieron la buena suerte de vivir para verlo (y sobre todo, los que, como él, muy a pesar suyo sí la tuvieron) una humilde y sentida celebración...




(¡Hoy no haya penas: ésta también!)


martes, 4 de noviembre de 2008

Un paria más



Aquí tenéis mi voz
alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puños.

Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.

Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
en pie contra el crepúsculo.

Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.


Blas de Otero





lunes, 3 de noviembre de 2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

Despropósito, segunda parte



Dear all, I wrote to this list on 7 October concerning the European Commission's plans to extend copyright on sound recordings from 50 to 95 years, in line with the US. The result in the US has been to make access to the vast majority of the record legacy impossible. You can help avoid the same thing happening here by writing to your MEP, but time is now short: the critical date is ***4 November***, when there is a hearing of the JURI Committee of the European Parliament. For further details and links, including help on contacting your MEP, please visit


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Nicholas Cook, FBA
Professorial Research Fellow, Royal Holloway, University of London
Director, AHRC Research Centre for the History and Analysis of Recorded Music






sábado, 1 de noviembre de 2008

La reina roja

Pocos hay más puteros que los reyes, me soltó un día mi abuela recordando la visita de Alfonso Trece a los barrios bajos en vísperas de su histórico periplo por las Hurdes. Ella no había leído a Matt Ridley (The Red Queen), pero ya conocía una de las sabidurías mostrencas que aparecen tan bien explicadas en el libro: poder político y exceso sexual han ido siempre de la mano. La especie humana no es sino una máquina prodigiosa de éxito evolutivo. ¿Cuál ha sido el mecanismo que ha utilizado para ello? Uno de los más destacados, ése, precisamente: el líder de la tribu, a cuya habilidad de organizador o fuerza física el grupo debe la supervivencia, impone su supremacía sobre las hembras y así transmite y extiende sus genes privilegiados a la siguiente camada. Pero el resabio no murió en el África de 2001: los emperadores chinos se quejaban de la dura labor de verse obligados a cumplir diariamente con las dos reinas que los contables del harén les traían hasta el lecho después de haber comprobado en sus listas de períodos mestruales que eran ellas las más proclives al embarazo en esa fecha.
Al final parece que todo sencillo de explicar: la llamada de la jungla, picardías de la evolución biológica, simple y pura arqueología genética. Eso sí: vete tú ahora a Hillary, digamos, explícale teorías y dime qué te cuenta. Es que pasarse cincuenta años al lado de un señor vapuleado continuamente, con las hormonas reventadas a causa de la conducta del jodío antepasado medio mono, y hacerlo calladita... Una al final se lía la manta a la cabeza y salga el sol por donde sea. Además, ¿que los gays o las feministas continúan viviendo en los setenta, que ya se están poniendo verdaderamente plastas con sus continuas matracas sobre discriminaciones inexistentes? Perfectamente de acuerdo. ¿Que según la etimología de matrimonium a la unión de gente del mismo sexo habría que buscarle un nombre diferente? En desacuerdo, pero en desacuerdo respetuoso con una opinión que tiene más de estética que de ética, y sobre gustos, ya se sabe, hay mucho escrito, pero bastante poco leído.
Para qué lo voy a negar: a mí la Reina siempre me ha gustado. Su labor de ejemplo, de amor por las artes y la ciencia, me parece mucho más útil para el país que un pasarse la vida conduciendo cacharros ferolíticos o un exhibir cansino de pasiones de chico deportivo, futbolero, regatón y torerista. 
Acabo de leer la gracia de turno del tontito del PP (¿por qué será que hay tantos por allí?): Está libre el puesto de defensor de la Reina. Majestad, el tontito que no hable por los otros: usted aquí nos tiene; y a mandar.






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