Resulta que unos estaban encerrados en el Congreso empeñados en mantener una actitud digna, otros conspirando para que los conspiradores lo tuvieran crudo y todos haciendo el bien, con gallardía, honor y responsabilidad. Como los de las metralletas entraron en la Cortes a las seis y pico y yo a esa hora tenía clase de Ruso en el viejo edificio de aulas de la Plaza de Anaya, ahí me pillo, con mis seis o siete compañeros, luchando con la lengua de Pushkin.
Al acabar, en el mismo pasillo, se me acercó un amigo que estudiaba Historia y me soltó ¿Has oído que unos guardias civiles han entrado en el Parlamento? Yo no tenía ni idea, y pensé primero que se trataba de uno de esos bulos que tanto circulaban en aquellos años. Me fui para la calle y en la Plaza Mayor me encontré con parte del rojerío juvenil, conocidos míos, que me confirmaron el asunto. Según luego me enteré, los más notables ya estaban camino de la frontera y pasaron la noche en hoteles de Portugal. Se habló muchos años del mítico seiscientos en el que la plana mayor de CNT, sin pensarlo dos veces, habían marchado a probar el amargo pan del exilio.
Yo con mi natural inconsciencia no le di demasiada importancia. Me fui a tomar unas cañas con alguno de ellos y antes llamé a casa para informar que llegaría tarde a la cena. Mi madre estaba ligeramente inquieta: No tardes demasiado, que hay montado en Madrid un lío grande.
Volví a casa a eso de las diez. En televisión aparecían de vez en cuando informativos que no informaban gran cosa. Años después un compañero, hijo de cierto mando militar retirado, me contaría que su padre llamó a Televisión Española y preguntó a otro hijo suyo, que trabajaba en la casa: ¿Pero quién está detrás de esto? Al escuchar la respuesta parece ser que se echó a reír y exclamó: Venga, todos a la cama, que mañana a estas horas esos gilipollas estarán a la sombra. En mi casa, aun faltos de información privilegiada, a eso de la una, vencidos por el sueño, nos fuimos a dormir.
El día siguiente amaneció: el Rey había aparecido en la pantalla, los tanques de Valencia estaban en sus cuarteles y parecía que la cosa iba encaminada. Me fui a clase -éramos pocos- y más que a la ciencia todos atendíamos a las radios portátiles que alguno se llevó consigo.
Lo demás, ya se sabe que es historia: no pasó nada.
21.12.2024 – Langsam Gesprochene Nachrichten
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21.12.2024 – Langsam Gesprochene Nachrichten –
[image: Polizeiabsperrung nach Autoattacke auf Weihnachtsmarkt in Magdeburg]
Trainiere dein Hörverstehen mi...