Ya estoy de vuelta del Lejano Occidente. El viaje fue bien: sorpresivamente he acabado por superar mis miedos atávicos, no a volar, sino al apretujamiento que se sufre en la clase turista y pude hacer uso de todas esas amenities que nos ofrecen los vuelos intercontinentales.
Aunque ver a la familia después de tanto tiempo y disfrutar de la compañía de mi único sobrinito carnal, que no conocía, fueron cosas estupendas, lo mejor de todo, una alegría grande como pocas, fue ver a mi maestra Carmen Pensado mucho mejor de salud de lo que me habían contado mis corresponsales. Gracias a su esposo, mi profesor de lengua griega, Julián Méndez, pude disfrutar de un rato inolvidable junto a ellos y a su familia.
Para remate de la jornada, Carmen me regaló un ejemplar del libro homenaje que mi compañero de rumano, Fernando Sánchez Miret, ha editado con motivo de su jubilación, Romanística sin complejos, y Julián el que él y Paco Cortés prepararon en honor del Prof. López Eire Dic Mihi, Musa, Virum. "Te voy a dar una sorpresa", me dijo. Y bien que me la dio, porque en la introducción reproducen la breve nota que escribí en este blog con ocasión del fallecimiento de D. Antonio. Que me lean los humanos es un privilegio; que lo hagan mis maestros, un orgullo...
Vota reconvalescentiae trigae
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Postquam a quodam conventu Nebrissensi nuper celebrato domum reveni,
morbo Covid affecta sum. Quamquam nunc crebro non tussio neque pituita nasi
moles...
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