"Si tengo que elegir entre la justicia y mi madre, me quedo con mi madre." Siempre he admirado esa frase valiente de Albert Camus, una frase que le valió el repudio de toda la progresía francesa -con Sartre al frente- que durante aquellos turbulentos años apoyaba sin condiciones a los sublevados argelinos contra el gobierno francés.
A Miguel Hernández, enfermo en la cárcel, se le ofreció la posibilidad de un tratamiento médico que le habría salvado la vida. Se le pedía a cambio que escribiera una loa al Caudillo como prueba de buena voluntad. Él rechazó la oferta y su muerte dejó en la indigencia a su esposa y a un hijo de pocos años.
Desde que me enteré de ella, esta actitud de poner ideología y orgullo personal por encima de la felicidad de aquellos a los que amas siempre me ha parecido una muestra del más reprobable fanatismo. Celebro el centenario del poeta, del artista; pero dejadme que no comparta la opinión ni la alegría de todos aquellos que nos quieren presentar su figura como ejemplo de conducta cívica y de rectitud ciudadana digna de imitar por la generación joven.
Vota reconvalescentiae trigae
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moles...
La guerra Civil y sus héroes y villanos, sus buenos y malos. Si bien se considera, sólo los que se hicieron a un lado sirvieron para algo: Marañón, Ortega. Pero como dice un periodista en el "Hombre que mató a Liberty Wallace": cuando la leyenda supera a la verdad nosotros publicamos la leyenda. Y hay tanta leyenda insuperable... que luce linda en las páginas de los periódicos. Y tanta chusma ávida de opio.
ResponderEliminarPues yo no se que te diga, lo de anteponer el bien común al propio o a la inversa es un gran dilema, dependerá de cada circunstancia, pero en general me parece loable el que es capaz de ser generoso y antepone los intereses de muchos a su propio bienestar, aunque siempre me llamó la atención esta frase de F. de Azua "Todo sacrificio es el innoble disfraz de un egoísmo todavía mas insidioso"
ResponderEliminar¿Os acordáis de algún poeta del bando nacional que se estudie en las escuelas? La mayor parte eran penosos, pero en mi opinión Alberti (por ejemplo) también lo es y sin embargo se le tiene por el colmo de la lírica hispana del siglo XX. Si Dionisio Ridruejo -un ejemplo- hubiera sido republicano hoy tendría su altar sin ninguna duda: por el contrario nadie (muy injustamente) habla hoy de él.
ResponderEliminarLo de anteponer los intereses de muchos a su propio bienestar es muy loable, pero el poner por delante tu religión -el comunismo, izquierdismo, progresismo o como quieras llamarlo- antes de la felicidad de los tuyos -tu hijo, tu mujer- para mí es una muestra del talibanismo más aquilatado. Yo habría escrito no un poema a Franco: un libro entero. Además, el buen poeta tiene armas suficientes para componer una obra con varias lecturas, una para el dictador y otra, con intención diferente, para el buen hermeneúta. Desde mi pundo de vista Hernández eligió el camino más simple -y más bobo- dejándose morir por su "ideal" como se decía en la época. Lo difícil habría sido saber sobrevivir con dignidad halagando al tirano, vivir y no dejar crecer a un hijo más sin padre cuando, a diferencia de los que murieron en el frente, en su propia mano estaba el evitarlo.
Siento Jacobo disentir, a nadie se le puede pedir algo tan difícil como halagar a quien te tiraniza a ti y a los que amas, en vez de llamarle religión le puedes llamar moral, ser consecuente con unas directrices de comportamiento que tu mismo te has marcado me sigue pareciendo loable. Además eso de los míos y los tuyos siempre me ha sonado a conservadurismo cutre, de hecho, afortunadamente, en nuestra sociedad cada vez tenemos menos de eso, las familias son mas pequeñas y pronto probablemente los individuos solo se asociaran temporalmente para apareamiento y crianza. Los tuyos son los que quieres en cada momento y te alegran y acompañan, lo de la sangre y demás zarandajas puro camelo. Cuantas barbaridades y atrocidades no se han cometido en aras de la cosa nostra.
ResponderEliminarPues tienes toda la razón: no hay cosa más repugnante que la sangre. Habría que prohibirla.
ResponderEliminarMe escribe Orsíloco y me dice que se ha sentido molesta por un comentario (supongo que el de arriba). Como hago uso en este blog bastante de la ironía, me imagino que ella ha pensado que en este caso también. En modo alguno. Después de pensar un poco me di cuenta de que lo que dice ella es una gran verdad, que "lo de la sangre y demás zarandajas puro camelo. Cuantas barbaridades y atrocidades no se han cometido en aras de la cosa nostra"
ResponderEliminarSiento mucho no haberme sabido explicar mejor. Quede constancia aquí de mis disculpas.