Me mandan ayer un e-mail en el que me dice el remitente que tiembla, al igual que yo, con el más mínimo de los terremotos que sentimos estos días. Imaginé que mientras a mí me pasa por el puro y simple hecho de haber sido siempre de naturaleza cagueta y cobardica, lo que a esa persona le sucedía era diferente y que tenía que ver con los informes de la Agencia Meteorológica Nacional que ha publicado la prensa estos días anunciando que tras el seísmo que sufrimos hace un mes han aumentado las probabilidades de que se produzca definitivamente el que vienen vaticinando desde hace por lo menos cuarenta años, el Gran Terremoto de Tokai, que destrozaría Tokio.
De predicción de terremotos no tengo ni idea -ni de casi nada, como le pasa a todo el mundo- así que hace años hice lo que os parecerá más sensato: le pregunté al experto. Desde entonces ni he leído ni escuchado ninguna nueva información que me haya hecho cambiar de idea, así que le respondí más o menos eso al remitente del e-mail y como me dice que se ha quedado más tranquilo me pareció que que romper el voto de silencio que hice ayer serviría quizá para que alguno de mis lectores se relaje un poco (o en su defecto, que me haga ver con proposiciones nuevas lo irresponsable y errado que voy).
Pensando en escribir esto me vino a la cabeza una historia que creo que define un rasgo muy tradicional del carácter japonés. Cuando los aliados comenzaron a ser capaces de bombardear las ciudades del propio archipiélago los jerifaltes del régimen intentaron tranquilizar a la población fundamentalmente con una frase: No pasa nada; esto desde el principio estaba previsto.
Si los galos de Astérix temían más que a un nublado que el cielo se les viniera encima, a los nacionales de esta tierra lo que les pone al borde del colapso es que cualquier contingencia horrorosa no haya sido prevista, vaya, que no venga en el manual de instrucciones. Así que, ante la duda, lo más seguro es avisar siempre de lo peor. ¿Quién se va a acordar luego de lo que dijiste si al final no pasa nada?
¿Son unos ineptos los expertos en sismología del instituto gubernamental? Ni mucho menos; seguramente no los habrá mejores en el mundo; pero no sé por qué me da que les sucede un poco lo mismo que a nosotros los lingüistas (y a meteorólogos, economistas, sociólogos...) eso que tan gráficamente explicaba mi maestra Carmen Pensado cuando hablaba del cambio fonológico: Podemos decir: "si llueve, aquí habrá una gotera". El problema es que no sabemos cómo predecir si va a llover...
21.12.2024 – Langsam Gesprochene Nachrichten
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21.12.2024 – Langsam Gesprochene Nachrichten –
[image: Polizeiabsperrung nach Autoattacke auf Weihnachtsmarkt in Magdeburg]
Trainiere dein Hörverstehen mi...
A propósito de predicciones esta dirección:
ResponderEliminarhttp://www.masterresource.org/2009/04/happy-earth-day-julian-simons-earth-day-letter-of-may-1-1995/
Santi,hace tiempo que no sigues el diário,lo hecho de menos.
ResponderEliminarsaludos
Gracias, Nacho. Motivos hay muchos. El primero y principal lo explico en la entrada anterior: estoy metido en negocios que debí terminar hace años y eso no me deja tiempo para otras cosas, como este diario. Será que soy muy bruto, pero escribir una entrada me llevaba mucho tiempo.
ResponderEliminarOtro motivo es que estos días siento que no tengo nada interesante que decir. Cuando no sea así, volveré a ello.
Intento seguirte ,pero no me deja me dice siempre que el URL no es correcto....un abrazo
ResponderEliminarEste blog empieza a ser un poco aburrido..., con lo bien que escribe Jacobo y aquí nos tiene en dique seco.
ResponderEliminarGracia, Anónimo, por tu comentario y por tu halago. Siento no poder escribir más. Estoy metido en trabajos fundamentales -para mí por lo menos- que me quitan tiempo de otras cosas. No tengo espacio para escribir como a mí me gusta y para hacerlo de cualquier manera prefiero quedarme callado. Ya voy viendo que va a ser difícil que vuelva a retomar este blog. Lo siento. Recibe un abrazo.
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