domingo, 26 de octubre de 2008

Las mil reencarnaciones de Fu Manchú

¡Benditas aquellas tardes de domingos del otoño! Sin reposar la comida salíamos por piernas a ver al cineclub una de Passolini, de ahí a la carrera hasta un cine comercial a devorar el Annie Hall, de donde regresábamos para casa resollando los mil metros: en la tele  ponían, y en versión original -o sea, en sueco-, El séptimo sello. 
Ya no estamos -afortunadamente- para tanto tute; por eso, ¡qué aburridas estas veladas domingueras transdosmilunistas! Para entretenerlas, aquí os dejo el link que nos puso mi colega Mike en su blog: mejor que una de Fumanchú...






viernes, 24 de octubre de 2008

Diga treinta y tres


Cuando no tienes televisión -como es mi caso- el aparato se convierte en el mejor invento de la historia. Pa qué lo voy a negar: me paso la semana esperando la emisión por internet del capítulo del jueves del Cuéntame cómo pasó. A veces tanto fervor tiene su premio: en el de hoy he escuchado una frase de esas de piedra negra de los romanos:

Ya está bien de pensar tanto en los muertos y tan poco en los vivos. 

Pues eso.





jueves, 23 de octubre de 2008

I must be cruel only to be kind


Merece la pena leer una entrevista con un profesor del London School of Economics que nos recomienda Paco en Las casas del canal. Quizá esto sea lo más destacable.

"No comparto los eslóganes que dicen que siempre es bueno hablar. ¿De qué puede hablarse con Al Qaeda? ¿Sobre qué puede negociarse?" se pregunta.

¿Pero no fue la negociación lo que logró acabar con el IRA? No, en opinión de Burleigh, que sostiene que las lecciones que se desprenden del fin del IRA son exactamente las contrarias y que España debería tomar nota de ello para lidiar con ETA. "El IRA fue derrotado porque fue infiltrado totalmente por el espionaje británico", apunta. "La derrota militar fue total y luego se buscó una manera de ayudarles a abandonar las armas", añade. Y concluye: "Siempre tiene que ofrecerse una salida, pero antes hay que derrotarles".






sábado, 18 de octubre de 2008

Caja tonta solo la llamarán los tontos

Lo habré dicho veinte veces: la primera que escuché a Cecilia Bartoli fue como Cherubino en la versión de Barenboim de Las bodas de Fígaro. Por contra a la mayor parte de los piraos de la ópera, antes que el Voi que sapete yo prefiero la primera aria, Non so piu. Hace meses cuando incluí en este blog varias interpretaciones de tres de las más grandes no pude añadir esta última pieza cantada por la Bartoli: entre los cientos de vídeos de su música que andan por la red, ninguno aparecía de esa aria. Después, mirando aquí y allí, me he dado cuenta de que hace ya varios años que la ha retirado de su repertorio.

Pero no hay mal que cien años dure: otro santo ha subido al YouTube una grabación canadiense contemporánea a la de la ópera de Barenboim: pura delicia verla hablando en francés, tan bella, joven y graciosa como aparece en la foto del librito del disco. A mí es que casi se me saltan las lágrimas... 



Aquí tenéis el concierto completo:





viernes, 17 de octubre de 2008

La altura de las pirámides


Chiste de primera página de Le Monde: "Oye, esto de la crisis debe de ser en serio; hace tres días que no hablan de Carla Bruni." 
Sé que a nuestro Presidente Rodríguez le sobran las ideas pero, ¿qué tal un divorcio fulminante seguido de un enlace por lo alto, digamos con algún miembro (masculino, a poder ser) de la Casa de Alba? Cortina de humo perfecta: no habría necesidad de recurrir a estas tan burdas que recientemente anda ensayando: me refiero, claro está, a la humorada que acaba de protagonizar uno de sus corifeos solicitando el acta de defunción de Franco y del resto de la jauría fascista. De cualquier manera, a consolarse; esto de los disparates es como la física: acción~reacción equivalente; cuando más anémica la barbaridad, más sesuda la respuesta. Me da mucha alegría el haber leído finalmente una opinión sensata de un miembro del Partido Socialista, ¡después de tanto tiempo!:
Ramón Jauregui ha señalado que la Ley de la Memoria Histórica, de la que él fue ponente, "nunca pretendió una causa general contra el franquismo, ni una investigación penal" como la que ha abierto el juez Garzón. En declaraciones a Telecinco el diputado socialista ha manifestado su "impresión" de que "el camino jurídico de esta resolución es dudoso" al considerar que se entra en un conflicto jurídico entre la aplicación de la amnistía y la posible naturaleza de crímenes contra la humanidad de estos delitos
Ridículo berenjenal. Si al menos sirve para que gente de un partido que protagonizó algunas de las páginas de mayor ponderación de la historia reciente vuelva un poco por sus fueros, bendito sea. Se hace camino al andar, bueno, en este caso al desandar... siete pueblos, oye.





miércoles, 15 de octubre de 2008

Cocinero antes que fraile

Los martes voy a trabajar a Tokio. Ayer no pude casi desayunar y, después, por cosa burocrática, tuve que estar en la Universidad hasta las tantas sin comer. Por estas dos circustancias acabé en Jinbocho, el barrio de las librerías. Me explico: allí está el único restaurante de los que conozco que a la hora del almuerzo y hasta avanzada la tarde ofrezca un bufé libre que merezca la pena.
Aprovechado que estamos aquí... me acerqué hasta Oshima y allí encontré una edición antigua de Sexual Life in Ancient Rome, de Otto Kiefer. En el tren, de vuelta, me topé con dos citas desconocidas para mí: los clásicos nunca dejarán de sorprendernos.

Si hay alguno que piensa que a los jóvenes hay que prohibirles hacer el amor incluso con prostitutas, diremos que ese hombre es sin duda un individuo de gran severidad, pero también que está fuera de todo contacto con el mundo real, con el espíritu de libertad de nuestros días e incluso con el código de conducta y con la benevolencia de nuestros antepasados. ¿Cuándo no fue eso normal? ¿Cuándo se vio tal censurado? ¿Cuándo no fue justo hacer lo que siempre ha sido un privilegio legal? 
(Cicerón, Pro Caelio, 20)

Elimina a las prostitutas de la sociedad y la reducirás al caos a causa de la lujuria insatisfecha 
(San Agustín, De Ord., ii, 12)





martes, 14 de octubre de 2008

Mi primo, el premio Nóbel


Hará por estas fechas ocho años, ojeando una librería de lance me encontré con un ejemplar de The Accidental Theorist. Lo compré y medio lo leí. Cierto es que esa lectura no me dejó gran impresión. Hombre -dije para mí- un economista de la tradición de Galbraith: uno que deja al lado las zarandajas del oficio.
Pasarían dos o tres años y, por el mismo procedimiento, acabó en mis manos -lo tengo ahora delante- The Return of Depression Economics. Entonces me lo pasé de miedo: las 168 páginas por las que se extienden el relato y análisis consiguiente de la crisis asiática del 97 son tan entretenidas como una novela de las buenas. La moraleja del libro: Si pensáis que lo del veintinueve es agua pasada, andáis muy equivocados.
Inmediatamente fui al internet y encontré la página de Paul Krugman en Princeton: tranquilamente podía haber sido la de un primo mío. Tenía en ella algo así como una especie de tablón de anuncios en la que colegas y alumnos escribían noticias, opiniones y avisos. Recuerdo que me reí con uno de ellos: "Paul, los del New York Times andan mosqueados porque publicas aquí los artículos que les escribes para el periódico. ¿No te has dado cuenta de que ellos tienen la exclusiva?" "Pues vaya, qué fastidio -respondía Krugman-. No me va a quedar más remedio que quitarlos".
En fin, el catedrático americano de película de Oscar -pensé-. Eso sí: con este despiste no va a llegar muy lejos en la farándula. Compré el libro de sus artículos, los leí disfrutando, y tuve en la mano su manual de introducción a la economía. Me pareció excelente, pero diez mil eran demasiados yenes para mi bolsillo, así que decidí que mis magros conocimientos en la "ciencia desesperante" continuarían basándose en la antigua edición del Samuelson, la que compré por cuatro perras en una librería de Manila.
Hace una temporada vi un artículo de Paul Krugman en El País. Vaya, pues se va haciendo famoso por el mundo. Ayer me quedé de piedra: le habían dado el Nóbel. Toma castaña: me meteré a adivino.
Felicidades, primo: que sea por muchos años.







domingo, 12 de octubre de 2008

sábado, 11 de octubre de 2008

La gente feliz no tiene ni historia

Hay tres pequeños países europeos que desde mi juventud me son especialmente queridos; por ellos -con alguna semana de repaso mediante- me podría orientar chapurreando el idioma, pero la pereza me ha impedido ir hasta sus tierras. En distintas épocas de mi vida mi mayor deseo fue perderme por la sombra de la catedral de santa Ana, en Vilnius, por las calles derrengadas del Bucarest antiguo o entre la luz de insegura de primavera de la bahía de las brumas -ésa es la etimología del topónimo- de la bucólica Reykjavík.
Durante esta década y media de mis años en Japón, cuando me atacaba la melancolía murmuraba a mi camisa: ¿Qué haré yo en un rincón de bárbaros si a estas horas debería andar de clase por la Universidad de Islandia? Qué le vamos a hacer: para mí siempre la brisa de la isla del norte me ha traído un poco del rumor del Valhalla: ¿habrá rincón del mundo con mayor saturación de calidad literaria per capita? Si comparamos el gran nivel de sus letras medievales y el magro número de habitantes, no. ¿Habrá población con mayor sensibilidad ecológica? Difícilmente, vaya; con todo, lo que más me ha fascinado inmemorialmente de Islandia ha sido ese empeño de sus nacionales de ir poniendo siempre por delante el afán de vivir una vida centrada en los valores de la ilustración, las artes y las ciencias, el respeto al otro y al entorno, y por encima de todo, a una tradición de austeridad y equilibrio.

Mea culpa por olvidar lo que sé de hace mucho, que también los paraísos esconden su trastienda: esta semana, en las heladas tumbas del cementerio de Keflavíc, los tuétanos de los bisabuelos, sobrios protestantes campeones del ahorro, andarán hirviendo de cólera al ver cómo la carne de su carne ha acabado convirtiéndose en eso que cuarenta generaciones de la recia y orgullosa casta venían abominando:  vulgares idólatras del becerro de oro.
Galbraith, en su magistral exposición del Crack del 29 nos lo dice: no hay sociedad opulenta de la historia que haya sabido parar a tiempo y sustraerse a la locura y a los siete años de las plagas subsiguientes. Pero este conocimiento es tan viejo como el mundo: al tiempo que predicaban el meden agan, su nada en demasía, ya lo sabían los antiguos: o Apolo o Dionisos. Para las naciones nunca habrá término medio. 






viernes, 10 de octubre de 2008

Così fan tutte


- ¿Sabes? En el Youtube está parte de la versión de Dawn Upshaw de Las Bodas de Fígaro -me dice mi legítima toda contenta el otro día-, aquella del festival de Salzburgo del centenario de Mozart, la que teníamos en cinta de vídeo y que ahora no podemos ver (el aparato se escogorció y solo de DVD vive el hombre).
- Bueno, no lo sabía. En fin, la de la Bartoli del Metropolitan está toda entera: hace un tiempo la puse en mi blog.
- No vayas a comparar. Si la Bartoli es una basta...
Men are from Mars, Women from Venus. Seguramente tenga razón, pero precisamente el que la Susanna de la última actúe como cualquiera de las vecinitas de mi juventud (yo soy de un barrio muy malo, aclaro) era precisamente lo que a mí me emocionaba.
En fin: para la historia, aquí va la versión que tanto entusiasma a mi señora. Videant Judices.






jueves, 9 de octubre de 2008

Hasta la vista, baby

En el IHT de hoy aparece un excelente artículo de Roger Cohen acerca de nuestro presidente, el Sr. Rodríguez, la historia de sus relaciones con los Estados Unidos y el futuro de éstas. Aquí va una perla para abrir el apetito:

McCain, to judge by his refusal to say he would meet Zapatero, is still in muscle-flexing mode. That's the last thing we need.
My second reason for relating this is that Zapatero is the kind of guy who reminds me of the need for smart American leadership. In fact, he reminds me of why, raised in Europe, I chose to become an American.

Despite Spain's dictatorial past under Franco, Zapatero seemed to me mealy-mouthed about totalitarianism and tyranny. Moral relativism oozed from his lawyerly repartee. He illustrates why Orwell felt compelled to say: It's not enough to be antifascist; you must also be in principle antitotalitarian. The European left has often had a hard time with this notion.

La traducción del artículo la podéis encontrar aquí.






miércoles, 8 de octubre de 2008

La Moncloa por 1984, más o menos


Cuando el presidente Clinton se retiraba a altas horas de la noche cuentan que leía literatura intensamente. Me imagino que si el nuestro goza de aficiones similares -lo dudo- estos días peleará sin descanso con un ejemplar de 1984. Digo; qué mejor guía para él en esta obra grande de su mandato, la reescritura personal de nuestra historia de España.
Hace unos días me entero de que se acaba de decretar la concesión de la nacionalidad española a los miembros de las Brigadas Internacionales y pienso que yo también, cuando andaba por los veintitantos cometí bobadas sin cuento, pero que por fortuna nadie me las jaleó. No puedo encontrar mayor dislate que apuntarse por propia voluntad a una guerra de tontos. Nuestra Civil no fue otra cosa: bien es verdad que los causantes inmediatos de la misma, los militares africanistas, eran una pandilla de memos arrogantes, inútiles e indeseables, pero no tendríamos que olvidar que los políticos republicanos no formaban una caterva de varones sensatos y ecuánimes, sino que obraron en muchos casos de forma irresponsable, dando excusas a aquellas degeneraciones del generalato para actuar. No es cosa de relatar aquí lo que se lee con facilidad en los libros de historia, pero nunca estará de más recordar el desprecio por la ciencia económica que profesaba el gran Azaña, o el uso ridículo que ya en la guerra se hizo de los recursos que poseía el gobierno legítimo a la hora de afrontar el ataque de las fuerzas sublevadas.
Dos de mis tíos-abuelos, unos muchachitos reclutados contra su voluntad, murieron luchando en el frente de Brunete: no sería muy extraño el que hubieran caído víctimas de las balas de algún brigadista. Hace unos días en cierto artículo de ABC se preguntaba qué sucedería en Alemania si su presidenta planteara conceder un galardón similar a los soldados americanos que bombardeaban a base de bien su país para salvarlos del nazismo. 
Otorgar unilateralmente la nacionalidad española supone conceder derechos también en todo el conjunto de la U.E.: al menos ésa es la razón que alegó el gobierno González para denunciar los tratados de doble nacionalidad con los países de habla hispana. Puestos a romper la baraja de la legalidad europea personalmente preferiría que se hiciera en favor de ambos bandos de la contienda, o aún mejor, no de la gente que, venida de tierras lejanas, aportó su granito de arena a la historia contemporánea matando generosamente españoles, sino de la que contribuye a sostener las pensiones de mis padres, el sistema sanitario y, en general, el funcionamiento del entramado económico de mi país.






martes, 7 de octubre de 2008

lunes, 6 de octubre de 2008

Un recuerdo emocionado


Paco Cortés y Julián Méndez escriben hoy en El País un obituario de D. Antonio López Eire. No he querido evitar incluirlo aquí, fundamentalmente porque nadie podría haberlo hecho mejor que estos dos extraordinarios discípulos del maestro. Del primero siento mucho no haber sido alumno en las aulas; del segundo sólo diré que, aunque recibí los tres suspensos más justos de toda mi vida académica (junio, setiembre y febrero) su asignatura fue una verdadera "adquisición para siempre". 






miércoles, 1 de octubre de 2008

Ombliguismo pata negra


¿A la abuela? Que le hagan la eutanasia, que, como acaba de demostrar un sabio, por lo menos en Europa ya no la necesitamos. 






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