miércoles, 10 de septiembre de 2008

Mogollón en Euskadi


Si tus palabras no aportan nueva luz, mejor estás callado, decía algún filósofo. Difícil veo, incluso para uno de estos últimos, esa labor iluminadora en lo que se trata de la situación actual del llamado "problema vasco". Con todo no me resisto a entrar en el análisis de los acontecimientos de los últimos días.
Cuando hace ya un mes el Gobierno de Euskadi decidió tomar a sangre y fuego la autoproclamada Región Autónoma de Baracaldo casi nadie suponía que aquel órgago a la grande iba a desencadenar una respuesta tan trágica por parte del Ejército Español: recuperación inmediata del enclave con el envío de tropas de élite y bombardeo masivo de la capital de la República de Euskadi. 
¿Ha sido desproporcionada la respuesta de nuestro gobierno a la acción imprudente de los vascos? Aunque la comunidad internacional en su gran mayoría así parece considerarlo, no es esa la opinión de la buena gente de Baracaldo, quienes desde los días de la independencia de la tierra en la que viven, en la que nacieron ellos, sus padres y en muchos casos sus abuelos, se han sentido discriminados en todos los ámbitos de la vida social y política; una población que, finalmente, vio cómo su postura contraria y pacífica al movimiento de euskaldunización obligatoria que al que se les quería someter se acababa truncando por la respuesta brutal que supuso el uso de la fuerza, ésta sí indiscriminada, por parte de las tropas vascas.
Yo soy el primero en lamentar la pérdida de vidas inocentes por ambos bandos, pero -aún de todo punto discutible- no se me hace descabellada la opción que tomó nuestro gobierno de querer terminar así de una vez por todas con una década de provocaciones continuas hacia la minoría hispano-hablante de Baracaldo. 






3 comentarios:

  1. Discrepo. Es cierto que el primer error fue del gobierno de Georgia, pero la actitud de Rusia es -una vez reconocidos como Estados independientes sus ex-repúblicas- de una beligerancia prepotente que resulta peligrosa en otros enclaves de parecidas tesituras.

    Y además fue en error. Georgia está deseando, ahora más que nunca, entrar en la OTAN.

    Saludos cordiales.

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  2. Bonita metáfora. O lo que sea. El caso es que nada es para siempre. Incluida la dirección de los tiros. Ya sabes, hoy ponemos las nucas nosotros, mañana las ponéis vosotros, etc., etc..
    Lo mejor, en cualquier caso, hacer todo lo que esté en la mano de uno para poner tierra por medio. Que mi patria son mis títulos. Los universitarios, por supuesto.

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  3. La cosa es que en el texto de la "metáfora" he querido tomar el punto de vista de mis amigos rusos (desde que fui secretario de la "Asociación España-URSS" en los ochenta soy muy rusófilo). Está claro que Putin y su gobierno son impresentables: pruebas de ello hay montones, las más vistosas son las muertes dramáticas de opositores al régimen que apuntan al presidente, pero es lo que hay y tenemos que bailar con ellos. Para el rusito de la calle el trato que reciben sus compatriotas en las antiguas repúblicas soviéticas periféricas es una continua causa de malestar, incluso de humillación (la prensa durante estos quince últimos años no ha parado de airearlo). Qué duda cabe de que la reacción de Putin fue desproporcionada y criminal. Pero la jugada previa del presidente georgiano fue verdaderamente suicida.

    Lo más triste es que la brutalidad del presidente ruso ha sido mayoritariamente aplaudida por la población media rusa: todo esto se podría haber evitado si los aliados occidentales de Georgia hubieran presionado a este país para que llegara a un acuerdo pacífico con las regiones rebeldes (un estatuto de autonomía y tal) y para que no se sintiera envalentonada hasta el punto de iniciar una aventura que no podía llegar a ningún lado.

    En fin, con el texto lo que pretendía era cambiar un poco la perspectiva del conflicto de la general con la que nos regalan a diario los medios de masas no rusos, hasta la de éstos: de vez en cuando adoptar el punto de vista del "enemigo" ayuda a clarificar las cuestiones.

    Con respecto a lo de los títulos universitarios diré que por un momento tuve miedo de que Bush, en un alarde de erudición diplomática, confundiera una tierra con otra, creyera que le estaban bombardeando el estado de Georgia y ordenara una respuesta nuclear masiva. Parece ser que en el máster famoso que estudió creo que en Columbia aprendió más geografía que Reagan en Hollywood.

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