jueves, 11 de septiembre de 2008

Franco en Atsugi


Cuando voy a la biblioteca de Atsugi siempre dejo la bicicleta en un aparcamiento municipal al lado de mi estación. Me cobran cien yenitos al día, pero por lo menos voy seguro de que cuando vuelva por ella estará donde la dejé. Si la abandono por la calle cabe la posibilidad de que tenga que ir a recogerla al depósito del ayuntamiento, y pagar una multa que asciendería a una cantidad de cuarenta o cincuenta veces lo que me cuesta el magro aparcamiento diario.
Los cancerveros del negocio son un grupito de jubiletas que, con todo el tiempo del mundo pa gozá, te pegan una hebra de media hora a poco que te descuides. Algunos de ellos el palique con la gente de otras tierras, aunque deseado, lo rehuyen por cosa la "vergoña nipónica" en el trato con la lengua inglesa; pero si encuentran un extranjero que hable un poco el idioma de esta tierra no se pueden resistir. Por eso, no hay día que vaya por el aparcamiento de bicicletas que no me toque contar mi vida a los abuelos guarderos.
Ayer mismo -cuando llevaba una prisa especial porque me esperaban para comer en Atsugi- uno de ellos me entretuvo un buen rato. Al final, cuando yo ya no podía casi mantener la compostura mínima me soltó "¿Usted dónde vive mejor, en Japón o en España?" Yo, no queriendo extenderme en explicaciones (en esta tierra tengo mis familia, mis libros, mi trabajo, mi vida en definitiva) le contesté simplemente "Pues en Japón". "Claro, esque los japoneses somos gente responsable (otonashii). Ninguno es como Franco, ¿verdad?"
Ante tanta erudición histórica no tuve respuesta alguna. Pensándolo bien, mucha razón sí que tiene: según opina Brian Dutton, Franco fue fruto de una obsesión que arraigó entre los militares africanistas y que el Generalísimo, tan cándidamente, transmitió a un plumilla del Times en el verano de 1936: "Aunque haya que terminar con media España, lograremos que la otra media, la que merece la pena, logre vivir en paz". Por Japón, durante aquellos años, gente como Franco ni falta que hacía: salvo muy honrosas y escasas excepciones, la oposición al régimen totalitario fue, de todo punto, inexistente.







3 comentarios:

  1. Genial el vídeo. La marcialidad, optimismo, prepotencia de los líderes. Franco nunca hubiese podido dar esa imagen. Los japos creo que tampoco.

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  2. Decía Serrano Súñer recordando aquella época cuando ya tenía más de cien años (uno de los pocos falangistas que a lo mejor podrían haber dado la talla entre el séquito de ese desfile)que Mussolini era "un gigante".

    La verdad es que se entiende el que más de un tontaina becario de aquellos años por Berlín regresara con la camisa parda.

    En uno de los libros que acabo de leer y que comentaré algún día de estos (A Perfect Mess) se cita la siguiente frase:

    Organization is a marvelous thing. What could be more organized and more marvelous a spectacle to behold than a Nuremberg rally, with its flags, its trumpets, its serried ranks of thousand or ten of thousands of organized human beings, all shouting exactly alike, all thinking the same thing.

    Ralph Estling

    Aquellos muchachotes no entendieron la lo ridículo de la cosa, sino que se lo tomaron al pie de la letra. De todas maneras, yo que he sido bastante bobo en mi juventud (y que seguramente me dura) viendo estas imágenes no puedo por menos de ser bastante comprensivo.

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  3. Dioses del Olimpo es lo que parecen. No me canso de mirarlos.

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