viernes, 7 de mayo de 2010

Entomología aplicada


¡Papa, papa! Mira, ven.
Y yo voy porque pienso que se está quemando el genkan, la entrada de la casa, donde dejamos los zapatos. Pues no, en lugar del fuego me encuentro con mi hijo; acarreaba un contenedor de plástico transparente de unos veinte litros (digo yo) lleno hasta la mitad de tierra. ¡He conseguido treinta y cinco larvas! No he preguntado más. Los pocos habituales de este blog ya saben de qué va la fiesta...

Llegó la primavera: ya es un hecho, incontestable, añado. Si para el verano alguien tiene el capricho de adoptar a un precioso/asqueroso ciervo volante, o, mejor, a una pareja (y pasarse la noche en blanco esperando a que copulen, quizá de madrugada), no tiene más que dejar una notita abajo, en comentarios: pa eso están...



2 comentarios:

  1. En estos momentos ando muy ocupada y mi amor por los insectos no es demasiado grande para pensar en adopciones, pero si te sobra algún niño estaré encantada de trasmitirle mi aversión por casi todos los invertebrados.

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  2. De momento lo que nos sobran son bichos, de todo tipo. Nos los trae el más grande que tenemos en la casa.

    Lo de tu aversión a los invertebrados era una cosa que yo compartía: es porque no los has mirado con detenimiento. Si te pasas una tarde contemplando cómo una araña fabrica su tela a partir de esa fecha no podrás observarlas sino con admiración y hasta con una pizca de ternura. Si además lees sobre su vida privada y descubres que tras la cópula muchas de ellas acaban zampándose a los machos, no te digo... :-)

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