jueves, 1 de julio de 2010

Necesitando los huevos


Estaba a punto de dormirme cuando vibró el cristal de la ventana. Pensé "un terremoto"; pero no, era un lagarto: la luz atrae a los insectos, él los espera ahí y se da el gran banquete. Esa noche me dormí muy tarde: no podía quitar los ojos de sus movimientos, precisos, sigilosos, elegantes.

Al día siguiente se lo conté a mi legítima: "Los lagartos sólo salen por el día. Es una salamanquesa." Pues una salamanquesa. Todas las noches, puntual a nuestra cita, viene a mi cristal. Mientras esto escribo observo su abdomen contra el vidrio, sus patas de ventosa, su actitud vigilante. De vez en cuando se desliza sutilmente y atrapa uno de los habitantes de la noche.

En el fondo la mayor parte de nosotros somos como ella: para sobrevivir dependemos de la luz que ha encendido otro. Quizá nuestro hermano nos dé igual, pero necesitamos los huevos...


2 comentarios:

  1. ¡Cuánto hemos aprendido sobre las relaciones humanas con Woody Allen! ¡Y cuánto sobre metafísica! Y cómo combina el tío el hedonismo y el pesimismo: "Odio la realidad, pero es el único sitio donde se puede comer un buen filete".

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  2. Si hay alguien con quien me gustaría pasar una buena temporada en una isla desierta es con él. Desde que vi Annie Hall en mi adolescencia no he parado de admirarle. Debe de ser uno de los humanos que mejor se lo ha pasado en esta vida.

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