Web de Madam Coco
Si hay una gente con la que me encuentre agusto, esos son los chinos. No conozco al paisano de la calle, sólo a los intelectuales, a los profesores de mi universidad y a los investigadores que de vez en cuando vienen por aquí; pero ésos son, además del colmo de la amabilidad, buenos conversadores, alegres y -lo que valoro más- gente sincera. Si un chino te suelta un halago no lo hará por compromiso; del mismo modo, si lo piensa, te llamará cabronazo con pintas en tu propia cara.
Como son individuos prácticos me sorprendió leer en el Washington Post un artículo sobre el auge de la cirugía restauradora de la virginidad y de ciertos cacharros que en el coito la simulan. Argumenta en internet un comentarista: "¿Quién gastaría la misma cantidad de dinero por un teléfono celular nuevo y por otro que ya han usado durante dos años?"
No tengo a ningún chino a mano para consultarle, pero siendo gente sensata, si conocieran la literatura de nuestro Renacimiento, seguro que, como el poeta, contestaban:Yo, para mí, más quiero una matrona
que con mil arteficios se remoza,
y, por gozar de aquel que la retoza,
una hora de la noche no perdona.
Luego dirán que los clásicos no sirven para nada...