Escribía Gil de Biedma hace más de cuatro décadas: Un orden de vivir es la sabiduría. Y responde Antonio López desde El Sol del Membrillo: Hay que renunciar a algo.
Para conseguir ese orden renunciar a lo accesorio es fundamental. Leo un artículo gracioso de Pérez Reverte y pienso que seguramente debamos empezar el año por eso, por renunciar o, más bien, por aclarar las cosas mediante una nueva Constitución con la que aventar fantasmas, con la que se definan los límites del Estado, su composición y su estructura.
¿Catalanes, vascos o gallegos están a trabajo dentro de la nación y quieren formar las suyas propias? Ole por ellos: que se les pregunte sin tapujos y se salga de dudas. Y cuando las cosas se aclaren definamos un nuevo contrato con un sistema electoral en el que el voto de cada ciudadano valga lo mismo. ¿Queremos una monarquía o una república? Pues igual, a preguntar sin complejos.
Dicen los ajedrecistas que es más peligrosa la amenaza que su ejecución. Pues eso: a vivir sin amenazas ni de unos ni de otros. Dos no riñen cuando uno no quiere.
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Digo que hay que renunciar a algo. Yo por lo pronto he decidido renunciar el año que viene a participar en los foros de periódicos, en especial el del AVUI.
ResponderEliminarAunque la escritura es indispensable en la vida de uno, he caído en la cuenta de que más que reflexión y afán de comprender lo que piensa el contrario, como en los mítines electorales lo que se cultiva en ellos es la adoración de las propias ideas y la incredulidad de que las del oponente sean flexibles, esto es que, a medida que se va dialogando y comprendiendo uno sea capaz de cambiar honestamente de posición. "Usted dijo tal y ahora dice cual". Pues claro, hombre: si no cambio no estoy vivo. Parece que en esos foros se considera que el otro solo altera sus opiniones como acción estratégica para imponerlas. Me da mal yuyu esa forma de pensar.
En un país sin educación, los votos no valen nada.
ResponderEliminarValen menos que nada.
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