martes, 10 de agosto de 2010

Penitentiagite!

Haga como yo: ponga cuatro japonesas en su vida.

¡Qué tirao estoy! Me he pasado dos días brincando por Shinshu y ahora que acabo de llegar a casa me parecen un mes. En penitencia por la mala vida que le doy a su hija, un simpático abuelito me ha hecho subir -y bajar- a una montaña de dos mil metros acompañado de cinco infantes tiránicos y cuatro montañeras infatigables mientras él me impartía un curso intensivo y avanzado de flora alpina japonesa. Sus otros dos yernos -varones sensatos- han excusado el purgatorio con las palabras mágicas -habemus trabajum- pero a mí, que los conozco, no me la dan con queso.

En fin, hoy esto no se acaba aquí. O descanso ya o no llego a pájaros nuevos. Vacaciones, vacaciones...


3 comentarios:

  1. Los infantes, los infantes, eso ha debido ser lo peor... Los veranos resultan tremendamente trabajosos si uno vive rodeado de pequeñuelos infatigables. ¿De dónde sacarán esa energía?

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  2. Bueno, la foto podía ser algo mejor. Desde luego que algo como eso que cuentas es una verdadera ordalía. Si has salido sin mayores lesiones es que tienes el favor de los dioses. Por cierto que, sobre las vacaciones, conviene, si se quiere una visión no convencional,leer los artículos sobre el tema que ha escrito últimamente Salvador Sostres en su Blog Guantanamo de El Mundo.

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  3. Pues sí: yo era el padre putativo de cuatro y el carnal de uno. Primero iban corriendo por caminos de cabras por los que no se podía sino caminar con dificultad y había que seguirlos. Cuando llegábamos al hotel había que entretenerlos con juegos de mesa o de lo que fuera. Cansadísimo. Intenté aprovechar que en la NHK ponían el programa de árabe para enseñarles algo del alfabeto: cuando la mayor -doce años- se enteró de que por cada letra había cuatro formas diferentes exclamó: "Qué difícil", salió corriendo y detrás fueron los otros cuatro. ¡Difícil! Y ella se ha metido entre pecho y espalda todos los kanji de la escuela elemental...

    Desde luego que la foto podría ser mejor, pero para lo que hay -un fulano que hasta hace cuatro días no había tocado una cámara subido en una telesilla en movimiento, unas "modelos" a treinta metros sentadas sobre otra y con una niebla que casi no dejaba verte la mano con el brazo extendido- creo que no ha quedado mal. Además, mejor así: si se les vieran las caras seguro que se mosquean.

    Con respecto a Sostres, aunque me parece un poco bobo ese afán suyo de epatar por epatar, estoy de acuerdo con él en este tema: "Nunca vayas a un país en el que la vida humana tenga menos valor que en el tuyo". Unamuno contaba que cuando sentía tentación de ir al teatro se sentaba en su estudio y leía a Shakespeare. Yo nunca tengo tentaciones de viajar, pero si algún día me diera cogería de la biblioteca un tomo de Pausanias y santaspascuas.

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