Durante el jaleo matutino de primeras horas el último vagón de los trenes de Tokio es "exclusivo para mujeres". Hace años el sekuhara (sexual harassment) era el fenómeno criminal más impune de Japón, pero hoy la situación ha cambiado tanto que hasta varios hombres, en libros recientes, relatan sus condenas por acusaciones que ellos aseguran falsas. Me da la impresión de que en la mayor parte de esos posibles errores judiciales las denunciantes actuarán convencidas de haber sido maliciosamente molestadas: y es que, aunque el abuso existe y parece que no poco, en un tren traqueteoso y abarrotado, donde cualquier parte de tu cuerpo se ve estrujada contra cualquier otra de una docena de vecinos, el malentendido puede saltar en cualquier momento.
¿Solución? Difícil. Pero un caballero español me relataba la suya: percatándose de las evoluciones de un pervertido, imitó sus pases mágicos en el propio cuerpo del guarro. Éste, estupefacto, se detuvo congelado, y con cara de pánico, le miró. Nuestro españolito, dueño de sí, guiñándole un ojo, le regaló entonces su más pícara sonrisa...
Bonus episode: Daniel Kahneman on Thinking, Fast and Slow
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In an episode of More or Less from 2012, Daniel Kahneman – the Nobel
prize-winning behavioural economist who has died at the age of 90 –
explains the big...
Lo que podría hacer en un vagón de esos el macho ibérico de purgandus populus.
ResponderEliminarNo se iba a poder ni mover: seguramente moriría aplastado...
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