jueves, 29 de mayo de 2008

María


Un partido social-demócrata y otro liberal-conservador, fuertes, de organización transparente, los veo como las joyas de cualquier sistema democrático. La atrofia de uno de los dos se paga con el desequilibrio del organismo en su conjunto, por eso sigo con pasión la lucha en el PP tras la cual seguramente saldrá mermada su herencia dederil y todos -hasta los adversarios- saldremos ganando.

En este drama ha hecho presencia María San Gil, una persona por la que -a pesar de su nacionalismo españolista- soy bastante parcial, y no sólo porque en el Antiguo, en San Sebastián, y en la Universidad Pontificia de Salamanca nos hemos debido de cruzar infinitas veces: a ella le he escuchado palabras de sentido común poco usuales en esta época, por eso su actitud tan errática me ha sorprendido.

Hoy un líder es fundamentalmente su imagen popular: la de Rajoy, ¿mejorará? Lo dudo mucho, y, así, me parece legítima y responsable la campaña de ciertos sectores del PP para sustituirlo; la forma que ha tomado, no, de ninguna manera. El mayor desastre de este partido se produjo el día que, colectivamente, fue incapaz de asumirse y de llamar públicamente a las cosas por su nombre. ¿Habrá aprendido la lección? Pues si es así, de momento lo disimula muy bien.






12 comentarios:

  1. Pues no sé, en esto de la política creo que me voy a quedar con lo de la rusa. La Chica de Rojo, quizá. Creo que lo de esta España nuestra sería más bien cuestión de menos cocineros y más telecos. Cuestión de codos en definitiva. Hace días leí en páginas interiores que a las empresas españolas les faltan 25000 telecos. No he visto comentarios al respecto. Y en todos los telediarios salen cocineros vestidos de diseño. ¡Horteras!

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  2. Lo del PP espero que se les arregle para el bien común, como usted bien dice. Pero lo que me interesa de su post no es su texto sino, su pintura, haría falta ver el original , pero así en foto me gusta mucho. Me gustaría conocer su autoría.

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  3. Paco, vamos por partes.

    De los políticos no te diré nada mío, sino lo de aquel clásico: Pero esa insistencia sobre lo malvados, parásitos, corruptos, indeseables y demás calificativos denigrantes que se aplican a los políticos me huelen a chamusquina. Del medio siglo que arrastro sobre mis espaldas, al menos durante los primeros treinta y cinco años he estado oyendo decir a unos señores que mandaban, y torturaban si lo consideraban necesario, esas mismas lindezas sobre los políticos.Ellos, por lo visto, sólo eran hermanitas de la caridad, tan buenos que se encargaban de pensar por ti. Y si, por un causal, se te ocurría querer ayudarles en su agotadora tarea, rápidamente te lo quitaban de la cabeza por medio de unas disuasorias sesiones de las que salías con el físico un tanto abollado.

    De los cocineros, poco hay que contar: yo nunca he comido mejor que en mi casa. No puedo entender cómo uno puede precindir de ese placer que es el elegir la vianda, disfrutar del olor de la cocina, añadirle el punto de sal justo que de verdad te gusta... Si encima comentamos precios, qué decirte. Recuerdo una entrevista que se le hizo a Arzak en la que él, sin ningún pudor argumentaba: "Un cocinero no ha de preocuparse de la salud, sino de dar de comer sabroso." No sé por qué ahora se rasgan las vestiduras.

    Los telecos. Fíjate que cuando yo era estudiante ya se decía lo mismo. ¿Por qué no se han puesto medios? Me gustaría hablar de conspiraciones, pero como no me sale te diré que creo que se trata sencillamente de otra muestra de la improvisación nacional, de esa frase que a mí me gusta tanto de que "En una gran nación siempre hay mucha ruina." Bueno, pero a ver si alguna vez es ruina echándole codos. Además, pocas cosas hay más divertidas que usarlos, digo yo. Si todo es empezar...

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  4. Estimado/a Sr(a) Diletante: Muchas gracias por su sinceridad; comprendo y comparto su opinión del poco interés por mi texto. La foto es de uno de los cuadros que Sorolla pintó creo que en 1917 durante un viaje por Guipúzcoa. Me parece que se titula precisamente así: "Paisaje de Guipúzcoa".

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  5. Siento que mi escaso interés por su texto y mi gusto por su imagen haya provocado que usted me mande a freir espárragos con un mentira, simplemente por haber entrado en su blog y leer por lo menos una entrada ya debería estar agradecido, pero el orgullo herido es siempre mal consejero.

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  6. Querido Jacobo. Me has atizado en toda la cresta. Reconozco que soy un veleta. Pero,también,quiero recordarte aquella bonita frase con la que un día encabezaste la entrada: " cuando cambian las circunstancias, cambio de idea. ¿Y usted que hace, Señor? Bueno, a lo mejor no son las circunstancias las que han cambiado, sino yo.

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  7. Estimado/a Sr(a) Diletante: Estupefacto he quedado ante su nuevo comentario y mi torpeza en expresarme anteriormente. Sepa usted que no estoy agradecido porque haya venido hasta mi blog, sino agradecidísimo de que alguien que -supongo por sus palabras- no me conoce de nada se tome la preocupación de entrar, leer un párrafo (tan ramplón) y, encima, escribir una palabras interesándose por la ilustración de ellas. Como podrá comprobar, las personas que se molestan en obrar así son muy pocas, y yo no me tengo por tan mal nacido, ni por tan desagradecido, como para contestarles la amabilidad con ningún exabrupto. Se lo repito, sin ningún ánimo de sarcasmo: yo también creo que seguramente, de todo lo que he escrito hasta ahora en el blog, ésta es la entrada menos interesante; eso sí, le salva el paisaje que Vd. con tan buen gusto ha señalado.
    Su autoría sorollana la puede comprobar en el motor de búsqueda del Museo Sorolla. Si tiene la suerte de vivir en España, quizá algún día pueda contemplar el original.
    En fin, le aseguro que en absoluto ha herido mi orgullo con sus apreciaciones, le agradezco nuevamente su visita -que si es posible me gustaría que se repitiera- y le pido disculpas por mi torpeza al expresarme, una torpeza que le ha llevado a Vd. a malinterpretarme. Lo siento mucho, de verdad.

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  8. Querido Paco: Pocas cosas me aterran más que un político que tirando de hemeroteca reprocha al adversario: Usted, donde hace veinte años dijo digo, ahora dice Diego. Hombre de Deus, listos íbamos si fueramos tan torpes como para no atrevernos a cambiar de opinión solo por el hecho de que exista la letra impresa. Por otro lado, mi cita del clásico y tu opinión con respecto a los padres de la patria no se me hacen ni mucho menos incompatibles: verdad es el que el negocio político es fundamental en cualquier sociedad decente; pero también es oficio de prudente el pisarle los pasos a mi colega rusa y no vivir en absoluto pendiente de cada uno de los gestos de esos fulanitos, humanos como son, y en muchos casos, demasiado. Volviendo a lo de los telecos: es una lástima el que no tengamos más hombres públicos que lo sean: seguramente si Zapatero, Pepiño Blanco y compañía hubieran sido cocineros antes que frailes, hubieran hincado más los codos -leyendo al clásico de marras, por ejemplo (algo que ostensiblemente nunca hicieron)- no estaríamos hoy ante la situación ante la que estamos: vi hace unos días en el Herald un análisis espeluznante de la situación económica de España, una situación que se podría haber evitado si el gobierno (también el aznariano) hubiera puesto coto a la burbuja de la construcción. Todo por creer en lo de los duros a cuatro pesetas. A ver si aprendemos algún día.

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  9. Algo sí que hemos mejorado en política. Si no, ahí tenéis a la ministra de Defensa, sin ir más lejos. Hace unos años habría sido impensable el que hubiera tantas mujeres como hombres en el gobierno. Y ahora, ya veis.

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  10. El auténtico cambio espectacular se producirá el día que tengamos un ministro de defensa embarazado. Me imagino que a Zapatero no se le habrá ocurrido. Mejor no dar ideas...

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  11. Pues te habrás quedado calvo con esa idea. Si no sabías decir nada original, más guapo estabas calladito.

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  12. Dulcinea, no te enfades, que era sólo una broma. A mí, personalmente, lo de la ministra no me parece ni bien ni mal: si desde el punto de vista del Presidente era la persona más cualificada para el cargo, estupendo. Si resulta que la persona más cualificada casualmente esperaba un niño, sin problemas. Pero si de verdad la situación fuera la inversa: "Ya que tenemos a mano a una señora embarazada, vamos a hacerla ministra de defensa para demostrar que somos los más progres", eso sí que sería bien cutre. De todas maneras no estoy informado para saber cuál de las dos hipótesis es la correcta.

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